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sábado, 5 de marzo de 2016

Suspicacias




El doctor asegura que recuperaré la memoria; dice que mi amnesia es consecuencia de la conmoción cerebral que sufrí, y que debo permanecer ingresado hasta que localicen a algún familiar. Pero yo no creo haber sufrido un percance, porque ni manifiesto otras secuelas ni me duele nada. Además, resulta francamente sospechosa la actitud de la enfermera, que ayer, mientras inyectaba algo en el gotero y me enseñaba las bragas, prometió que aquí voy a hartarme de aprender cosas nuevas.

lunes, 27 de julio de 2015

Tarifas





Sonríe con ternura y luego le espeta:
—¿Eres el tipo que ha preguntado a mi compañera cuánto pido por tener sexo, tras asegurarle que mis tetas convalidarían una carrera universitaria y dos máster?
—Afirmativo, muñeca. Puedes llamarme Rick —contesta alegremente el calvo baboso con ojos de batracio.
La camarera coge su bandeja y le asesta un golpe plano y seco en el cráneo. El sapo empieza a sangrar.
—Ese es el precio por preguntar. Ni te imaginas mi tarifa por acostarme contigo, cariño.


miércoles, 8 de julio de 2015

MANUAL DEL BUEN MAFIOSO: Cobrar las deudas



Mafia - Thierry (Francia)   http://seandelpack.deviantart.com/


Entre otras cosas, ya explicamos en un anterior capítulo cómo realizar un eficaz análisis coste-beneficio que nos ayude a decidir si podemos prestar dinero a alguien. Ahora intentaremos saber cómo cobrar a los morosillos que irremediablemente se cruzarán en nuestro camino. Aunque parece de Perogrullo, la verdad es que antes de liquidar a un deudor engorroso, deberíamos procurar por todos los medios a nuestro alcance recuperar esa inversión, o la mayor parte de la misma.

Nos sorprendería conocer la cantidad de gente retrasada que sigue empleando el inútil método de la amenaza o el ultimátum («o pagas o te mato»). Este procedimiento está caduco; lo único que consigues es que el tipo ponga pies en polvorosa, huya a la otra punta del mundo, cambie su identidad, se haga la cirugía y no vuelvas a verle el pelo durante el resto de tu existencia.

Sería largo y fatigoso detallar todos los sistemas que a lo largo de la historia de la Cosa Nostra se han venido utilizando para resolver el problema. En este manual solo nos centraremos en describir, lo más esquemáticamente posible, la fórmula que mejores resultados depara en la práctica a tenor de las comprobaciones empíricas y encuestas realizadas en nuestro ámbito. Un método que no tiene una denominación específica, pero al que apetece bautizar como el «método civilizado».

Bien, ya insistimos hasta la saciedad en el apartado dedicado a la usura que a los acreditados hay que tenerlos localizados permanentemente; volvemos a incidir ahora en la necesidad de disponer de una ficha completa, no solo con sus datos (teléfonos, direcciones, costumbres, descripción física y fotografías), sino también con los de sus familiares y conocidos. Porque lo primero que hará un moroso es intentar esconderse y no contestar a nuestras llamadas. Por eso la información es esencial. Imprescindible. Nuestras fichas son como las redes de los pescadores: sin red, olvídate de las sardinas, muchacho.

Empleando dicha información, antes o después, con la colaboración más o menos amistosa de ciertos contactos, conseguiremos comunicarnos con el moroso. En esa primera aproximación es fundamental que le presentemos nuestros respetos y preguntemos por su familia, en un tono que en absoluto pueda interpretarse conminatorio. Pasaremos luego a recordarles con sumo tacto la obligación que tienen de devolvernos lo que es nuestro, con los intereses correspondientes, señalando siempre que nos ponemos en su lugar y comprendemos la dificultad que supone reunir en un corto plazo toda esa pasta. Intentaremos persuadirle de que hemos elaborado un calendario especial de pagos que puede satisfacer a ambas partes, pero que ello exige una reunión para sellar por escrito los pactos que alcancemos. Evitemos las manidas frases cinematográficas «es una oferta que no podrás rechazar» y otras por el estilo, que solo contribuirían a menoscabar la confianza de nuestro cliente y abortar ese fundamental encuentro. Invítale a que acuda con un amigo si así lo prefiere. Algunos de estos morosos son extremadamente suspicaces y prefieren ir siempre acompañados. Adviértele que en lugar de armas lleve una tarta de manzana, que será una conferencia amistosa regada con unos cuantos whiskies de malta. Una vez convencido, dile que le enviarás un taxi a su casa la noche siguiente, pues tus numerosos compromisos te impiden arrebatar otros momentos al día para ese tipo de asuntos.

Hasta aquí hemos tratado la vertiente psicológica, la primera parte de un sistema que, según los estudios realizados, se ha mostrado provechoso en el 83 por cien de las oportunidades. Ahora pasemos al plan en sí.

El taxi ha de ser puntual. Si un adelanto sobre el horario acordado podría interpretarse como una señal de flaqueza por nuestra parte, cualquier innecesario retraso inquietaría al deudor, tentándole a desaparecer transcurridos varios minutos. Es imprescindible que sea un taxi auténtico, pero el conductor no debe ser italoamericano para no levantar sospechas. Es importante que, en sitios visibles, figuren una estampa de San Sebastián, una cinta ancha en la que se pueda leer «Arrepiéntete de tus pecados» y si es posible, también el símbolo universal de paz y amor. Este atrezo es variable, pero, en cualquier caso, su conjunto ha de sugerir emociones adversas, de forma que el pasajero emplee el trayecto en meditar sobre su pasado pero, ante todo, sobre su futuro.

El taxi se detendrá a las afueras de la ciudad, en un local industrial abandonado en cuyo exterior solo será visible un anticuado y polvoriento vehículo particular. En el interior, bajo la iluminación de una débil bombilla, estarás tú esperando, sentado ante una miserable mesa y dos destartaladas sillas: una para el moroso y otra para el posible acompañante. No sería aconsejable que experimenten comodidad durante la entrevista. Sobre la mesa, unos papeles, una pluma, una botella de bourbon y tres vasos. A tu lado, un hombre de confianza, de  dimensiones extraordinarias, que saldrá hasta la entrada para verificar que el visitante no haya cometido la imprudencia de acudir armado. Una vez permitido el acceso, te levantarás saludándole y pidiéndole disculpas por recibirle en un lugar tan apartado y poco acogedor; cualquier excusa es válida (están reformando tu despacho, por ejemplo). Le invitarás a sentarse y le servirás un trago. Si trae la tarta de manzana u otros dulces, no tengas reparos en dar buena cuenta de ellos. Ni ese tipo ni nadie en sus cabales osaría ofrecerte algo envenenado si pretende salir con vida de la reunión.

Acto seguido, vuelve a interesarte por el estado de salud de sus familiares más cercanos, llamándolos por el nombre de pila aunque no sepas la cara que tienen. Intenta intercalar pormenores de la información disponible (a qué colegio van sus hijos, en qué empresa trabaja su hermano…) para que el moroso tome conciencia de que le tienes cogido por los huevos, de que si no paga algún ser querido podría salir perjudicado de una forma u otra. Después le explicas que los negocios son los negocios, que tú también tuviste contratiempos en el pasado pero con buena voluntad y cierta dosis de iniciativa los superaste para llegar hasta donde ahora estás. Intenta que ese hombre no abra demasiado la boca, no te va a interesar nada de lo que diga; sin capacidad económica, su táctica se limitará a ablandarte el corazón en la medida que su labia se lo permita. Exponle que has reconsiderado el calendario de pagos que le comentabas y que deberá apoquinar antes de una semana. En ese instante pueden ocurrir dos cosas, el tipo es un blandengue y se pone a llorar como una patética nenaza, o se levanta irascible y comienza a gritar. Independientemente de cuál sea su reacción, de las sombras han de aparecer en ese instante unos colegas que lo sujeten tanto a él como a su acompañante (si es el caso). Le das a elegir entre una oreja y el dedo meñique de una mano, aunque te adelanto que el 98 por cien prefiere conservar su pabellón auricular. Dile que es un peaje que ha de pagar por haber vulnerado las reglas de un contrato verbal e insiste en que, bajo tu opinión, es un peaje demasiado barato, tal vez ridículo.

Ten a mano un médico que cauterice y cure «in situ» las heridas producidas, no conviene que nadie salga más dañado de lo necesario. Considera que se trata solo de una admonición, no de un auténtico castigo. Sírvele otra copa, ofrécele su dedo en un frasco de formol y luego devuélvelo en el taxi a su casa, pero adviértele con amabilidad antes de irse de que el dinero, contante y sonante, debe obrar en tu poder antes de una semana. Evita amenazas innecesarias, a menos que ese individuo sea un tarado de remate habrá entendido hasta dónde eres capaz de llegar y seguro que sus conclusiones no le gustan nada de nada.

Como decía, este método es altamente efectivo. Lo garantizo. De hecho, tengo un taxi abajo esperando para llevarme a la guarida de Carlo Falconeti. ¡Malditas apuestas! Creo que le gustarán las napolitanas de crema. Espero esta vez poder contener el llanto y, como ya no me quedan meñiques en las manos, elegiré la oreja izquierda, es mi perfil malo.


viernes, 3 de julio de 2015

Todos menos uno



Get away - Deonta Wheeler (EUA)  http://dmaabsta.deviantart.com/



Aquella gente estaba al borde de una crisis cardíaca. Faltaban cinco minutos y no aparecía. Llamaban a su móvil y no había respuesta. ¿Y si no acudía? ¿Qué hacer? ¿Cómo solventar el trance? Impacientes, confusos, preocupados, intercambiaban miradas inquisitivas en medio de un silencio sobrecogedor. Cuando comenzaron a sonar las seis, se abrió la puerta y entró con un maletín gris en su mano. Todos, menos uno, sonrieron aliviados; el verdugo llegó puntual.

lunes, 29 de junio de 2015

La claridad del whisky



A detective story - Mick Triel (Holanda)  http://zillion.deviantart.com/


Cuando la citó dos horas más tarde en su despacho, Jack sabía que no tenía nada nuevo que contar, que la investigación estaba en punto muerto. Pero necesitaba volver a verla. La belleza de aquella mujer le obsesionaba; no conseguía quitársela de la cabeza ni de noche ni de día, incluso llegó a admitir que podía haberse enamorado. Después de un par de tragos decidió mentirle, explicarle que su marido la engañaba con otra para, a continuación, proponerle que huyese con él.


sábado, 2 de mayo de 2015

JAZZESINATO


Advertencia a toda la población:
El viernes día 30 de abril se consumó el nacimiento de mi primer monstruo
El producto está debidamente testado y, mientras no se ingiera, no produce efectos secundarios




Es una colección de microrelatos y textos hiperbreves, serios y cómicos,
ambientados (en general) en el mundo del crimen y el jazz
Pequeños tragos con esencia de nicotina y ritmo de swing
Podéis conseguirlo en papel o en formato digital (epub o mobi) en el siguiente enlace:








martes, 14 de abril de 2015

ConsPIGación




Cuando me dirigía al baño tras la siesta, percibí extraños cuchicheos provenientes del salón. Me aproximé silenciosamente y asomé parte del rostro. Mientras se revolcaba en el sofá, el cerdo vietnamita que tenemos por mascota decía a alguien por teléfono: 

 —Tranquilo, no sospechan nada. Será esta misma noche. ¡Oink!


jueves, 12 de marzo de 2015

Triunfador




Sé que te encanta presumir
Sobre todo delante mí
Bueno aquí me tienes
Suelta el maldito rollo
Por enésima y última vez
Repite que eres imprescindible
Que sin ti la compañía
Se iría al carajo
Cuenta que regresaste ayer de New York
Donde cenaste con el alcalde
Robert De Niro y varios peces gordos
Que has cambiado de cochazo
Me enseñas el último modelo de i-phone
Te han hecho una oferta fabulosa
Por tu precioso chalet con piscina
Que irás de crucero al Egeo
Que tus niños son guapísimos
Los primeros de su clase
En el colegio de pago más caro
Que el Picasso queda de lujo en el salón
Que mañana viajas a Tokio
A cerrar otro formidable negocio
Que dispones de un pastizal en acciones
Estás pensando en cambiar de criada
Quieres comprar un yate
Y tendrás una jubilación dorada

Aunque simule interés
Si crees que algo de toda esa mierda
Me importa lo más mínimo
Andas bastante equivocado
Siento que nuestra vieja amistad
Se liquidó hace tiempo
No entiendo cómo te soporto
Seguramente me das mucha pena
En el fondo eres un desgraciado
Que no se entera de nada
Deberías preguntarte
Por qué tu mujer
Acaba de vender el cuadro
Y está preparando las maletas
Para largarse con ese fracasado
Que alguna vez creíste
Que era tu mejor amigo
Ese que ahora se levanta y se va
Después de recordarte sonriendo
Que hoy te toca a ti
Pagar los whiskies.


lunes, 9 de febrero de 2015

La Bestia




Hoy es jueves 3 de junio de 1971. Me llamo Ralph Carroll, pero en los rings me conocían como La Bestia Carroll. Y no andaban desencaminados quienes eligieron ese apelativo. Porque al final, la bestia que llevaba dentro surgió aquel maldito 18 de octubre de 1954 en el que maté a un hombre en el Sports Arena de Toledo, Ohio.

Yo tenía veinticinco años. Duncan Crawford, de San Diego, solo treinta y tres. Casado y con tres hijos, estaba a punto de retirarse. Me ensañé con él sin ser necesario, ya le había derribado en tres ocasiones. El combate estaba ganado y Bobby me rogó en la esquina que tuviese compasión. Pero desatendí las instrucciones de mi preparador. No sé cuál pudo ser la razón, no intentaré justificarlo argumentando que Duncan me recordaba mucho a un blanquito llamado Alvin, algo mayor que yo, que cuando éramos críos nos puteaba constantemente en las sucias calles de un suburbio de Filadelfia. Tampoco culpabilizaré al entrenador de Crawford, que pudo lanzar la toalla y no lo hizo, o al referí que no detuvo la pelea a tiempo de salvarle la vida. Porque el que acabó con ella fui yo, con aquel golpe definitivo que me ha atormentado desde entonces, con el que he soñado de noche y de día durante casi diecisiete años.

       No alcancé la redención al retirarme completamente de la práctica de ese mal denominado deporte. No alcancé la redención cuando fui ordenado pastor de la iglesia baptista. No alcancé la redención por permanecer diez años en África ayudando a los necesitados. Pero hoy soy feliz, porque el momento de mi redención ha llegado. Quiero que después de que me vuele la cabeza aquí, en el hall del Hospital de la Universidad de California, extraigan mi corazón y se lo implanten a Andrew Crawford, el primogénito de Duncan, que está ingresado en este centro y necesita un trasplante para sobrevivir.


viernes, 6 de febrero de 2015

Renato y el miedo




Renato no era mal tipo. Lo reclutamos cuando era casi un chiquillo. Cumplía bien sus cometidos cobrando a los clientes la pasta exigida por nuestra “protección”, incendiando locales de los morosos, liquidando sin dejar ningún rastro a esos mentecatos que en un rapto de soberana imprudencia se atrevían a amenazarnos. Pero un buen día sobrepasó la línea roja. Empezó a plantar cara al signore Gaetano, tuvo una trifulca con su consigliere y finalmente decidió, sin encomendarse ni a Dios ni al Diablo, establecerse por su cuenta. Nos vimos obligados a darle boleta. Nunca debió probar aquellas píldoras contra el miedo.


domingo, 30 de noviembre de 2014

Sin azúcar



Interrogatory - W.Urbanowicz (Polonia)  http://forrestbump.deviantart.com/

El agente entró en la soleada sala con una gran sonrisa y una taza humeante.
--Buenos días, Fisher. Soy el oficial Poe. Pensé que le apetecería un café. Lleve cuidado, que quema.
Depositó el recipiente ante el hombre allí sentado y miró a través del ventanal.
-- Ahí afuera hace un día realmente precioso. ¿No cree?
Y señalando aquel ojo morado bajo una ceja grapada, añadió:
--¡Vaya con Salinger! Eso debió dolerle. Me temo que el inspector está otra vez estreñido ¿Sabe usted que sufre de hemorroides? Bueno, ya está bien de cháchara… Abreviemos: si confiesa ahora mismo quién mató a Karpov, aún podrá disfrutar de esta maravillosa mañana; soy buen amigo del Fiscal.
--¡Váyase a la mierda y no me toque los huevos! Ya conozco sus artimañas, "poli bueno".
Poe agarró de la camisa al detenido, lo levantó de la silla y le golpeó en el estómago y la mandíbula, derribándolo.
--¡Nunca me han gustado los estereotipos, desgraciado! Sepa que si Salinger es el "poli malo", yo soy el "poli peor".
Y tomando la taza, comenzó a derramar su ardiente contenido sobre el rostro de Fisher.
--Perdone, lo siento. Olvidé el azúcar.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Ensalada de tiros




Mientras el sargento examinaba el cadáver tendido sobre la lujosa moqueta del Bocatto di Cardinale, Granger introducía un índice en los spaghetti alla putanesca y se lo llevaba a la boca.

- Inspector, tiene toda la pinta del típico ajuste de cuentas entre familias rivales. El cuerpo de Cotugno ha sido acribillado. Subfusiles Thompson, probablemente.

- Novak, me importa un comino el asesinato. Para auténtico crimen, el que a esta salsa no le hayan añadido alcaparras. ¡Es un restaurante de cinco tenedores, por el amor de Dios! Detenga al chef y léale sus derechos.


lunes, 6 de octubre de 2014

Propinas



Hoy parece que ella tiene la voz todavía más dulce que ayer. Juraría que su fragancia es más intensa, la mirada más seductora, su piel más brillante y suave. También sus caderas, que se mecen al compás de viejos boleros, contribuyen como nunca a realzar un sugestivo busto.

      Cada tarde me sirve el manhattan con la mejor de sus sonrisas, enmarcada en esos labios decorados en apasionante carmesí. Y también, ya es costumbre, le guiño un ojo y pago añadiendo a la cuenta una generosa propina, que como las anteriores provienen del anticipo que me entregó su marido. Un día de estos tendré que decidirme y la mataré.


martes, 9 de septiembre de 2014

El extraño mutis de Herminio Macías


Chess experiment # 5 - Adam Bindslev    http://500px.com/adambindslev


De uvas a peras los viejos del pueblo se acuerdan de él y no pueden evitar preguntarse dónde bailará Herminio, más conocido como El Tuercas. Precisamente esta mañana en el casino, Ismael hacía cuentas e informaba que, hace ahora treinta años, aquel vecino se esfumó de repente sin volver a dar señales de vida.

Salvador El Gitano lamentaba que hubiera abandonado a su mujer y a cuatro niños pequeños largándose con una fulana de la capital, tal y como se rumoreó durante meses tras el extraño mutis. A eso replicó con énfasis el Blas que, en calidad de amigo íntimo de Macías, siempre ha sostenido que el susodicho amaba demasiado a su familia como para renunciar a ella por cualquier pelandusca, que alguna irreparable y misteriosa desgracia debió acontecerle.

Luego Marcial intervino para rememorar la maestría del presunto prófugo en el juego del ajedrez y Luisito El Gallego alabó también su destreza reparando radios y televisores, que es a lo que se dedicaba.

Toño, el alcalde, envalentonado por la tercera copa de cazalla, aseguró que hablaría con el Sargento Ramírez, de la Guardia Civil, para ver si era factible reabrir el expediente de su desaparición. "Ahora, con internet, el GPS, los satélites y todos esos artefactos electrónicos a lo mejor pueden localizarlo", especulaba el muy tarugo.

Mientras los demás seguían dale que te pego con El Tuercas, yo no dejaba de pensar en ese pozo seco escondido en la espesura del robledal, donde hace ya mucho tiempo se habrán podrido sus malditos huesos. Nunca soporté las tremendas palizas que me propinaba, después de haberme ofrecido blancas y regalado su reina.

Relato ganador del I Concurso de Relato Negro Criminal y policíaco FIAT LUX
(Septiembre-2014)


I Concurso de Relato Breve Negro Criminal y Policíaco FIAT LUX


Es un placer compartir con vosotros la alegría de haber alcanzado el primer premio de este concurso con mi relato "El extraño mutis de Herminio Macías"





domingo, 13 de julio de 2014

La gran ilusión



Ladea el borsalino sobre la testa. Atusa su bigote postizo y acaricia la cicatriz perfilada con bolígrafo. Frunce el ceño produciendo muecas de matón y finaliza esa representación ante el espejo apuntándose con el índice a modo de revólver. Sueña con ser un gran criminal, pero solo tiene ocho años.


lunes, 30 de junio de 2014

Espías




Ayer me presenté a unas oposiciones (secretas, claro) para espía. Debía ir camuflado, memorizar varias contraseñas, portar documentación falsa y cumplimentar un cuestionario con tinta invisible. Por desgracia no conseguí superar la prueba del polígrafo: me preguntaron si llevaba alguna recomendación. Mañana volveré a la Oficina de Empleo, a ver...


sábado, 28 de junio de 2014

Los ojos de Monroe


Foto de Joao Paulo Corre ade Carvalho - https://www.flickr.com/photos/jpcorreacarvalho/

Me crucé con el vecino cuando este venía de adoptar a un perro. Primero el chucho ladró, luego intentó atacarme. Sostuvimos la mirada unos segundos y pude reconocer en sus ojos los de Monroe mientras le estrangulaba. No tuve más remedio que agasajarlo aquella misma noche con un pastel envenenado.


jueves, 26 de junio de 2014

Hasta cien



Driving the Volvo - Thomas Anderson (https://www.flickr.com/photos/senoranderson/)


-Noventa y siete, noventa y ocho, noventa y nueve… ¡Cien!

Harry, mi socio, siempre me aconsejaba que contase hasta cien antes de tomar una decisión importante. Se lo agradezco, ahora ya sé lo que debo hacer: en lugar de lanzarlo al río, descuartizaré y enterraré en el bosque su cadáver.



jueves, 29 de mayo de 2014

Esto es el colmo



Mi amadísimo Venancio:

Ignoro por qué no has contestado mis catorce cartas anteriores. Sospecho que no te las han dado, que pretenden mantenerte incomunicado, de otra forma no entiendo tu silencio, cariño mío.

En esta ocasión me he asegurado de que leas mi misiva. Evaristo, el funcionario que trabaja en tu galería, es paisano del pueblo y debe varios favores a mi familia, así es que le he encomendado que te entregue la nota personalmente. Además, contrariaría nuestros planes que el contenido de este escrito trascendiera a las autoridades carcelarias. Porque te aseguro que estoy decidida a sacarte de ahí como sea, cielo; te echo de menos cada segundo que pasa. No puedo vivir sin ti, solo con pensarte me estremezco, ¡tienes bonito hasta  el nombre, Venancio! ¿Qué decir de tus cabellos de azabache, de una barba tan varonil, de la poderosa voz, aterciopelada por el brandy y el tabaco? ¿Cómo describir ese atlético y tupido torso que me enloquece solo con evocarlo? ¡Y cómo golpeas de bien, Venancio! Cada vez que rememoro el impacto de tu dulce mano sobre mi boca, deseo que me saltes dos dientes más, sueño con ello hasta despierta.

Mis padres, los marqueses, dicen que estoy chalada, que eres un criminal muy peligroso, que no sientes nada por mí. Pero yo sé que eso no es cierto, que en cada una de tus patadas me estabas entregando amor. Porque no eres como los demás, Venancio, tú no eres un ñoño ni un pusilánime, sabes ocultar profundamente todos tus sentimientos, tan nobles y admirables como los de cualquiera. Y estoy deseando que nos reunamos de nuevo para huir de esta sociedad mentirosa, para que me ates de nuevo a un radiador y me amordaces con el ímpetu de tu secreta ternura.

El psiquiatra que me visita, al que abrí mi corazón, diagnosticó un mal escandinavo y me recetó unas píldoras que nadie sabe que estoy lanzando al retrete. Porque ni puedo ni deseo olvidarte, porque te necesito.

No desesperes, querido, se aproxima el día en el que apareceré en esa prisión vestida de enfermera y acompañada de dos ametralladoras, una para ti y otra para mí. Si salimos con vida exigiré que me secuestres de nuevo, pero esta vez que sea para siempre, Venancio, que nada ni nadie nos vuelva a separar jamás. Y si morimos, lo haremos juntos, abrazados, como los amantes de la mejor de las novelas.

Te adoro con pasión, mi ángel, mi príncipe, mi amor.

Marga (Margarita Jacinta de las Finas Hierbas)