El doctor asegura que recuperaré la
memoria; dice que mi amnesia es consecuencia de la conmoción cerebral que sufrí,
y que debo permanecer ingresado hasta que localicen a algún familiar. Pero yo no
creo haber sufrido un percance, porque ni manifiesto otras secuelas ni me duele
nada. Además, resulta francamente sospechosa la actitud de la enfermera, que
ayer, mientras inyectaba algo en el gotero y me enseñaba las bragas, prometió que
aquí voy a hartarme de aprender cosas nuevas.
Mostrando entradas con la etiqueta Negro. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Negro. Mostrar todas las entradas
sábado, 5 de marzo de 2016
lunes, 27 de julio de 2015
Tarifas
Sonríe con ternura y luego le
espeta:
—¿Eres el tipo que ha preguntado a
mi compañera cuánto pido por tener sexo, tras asegurarle que mis tetas
convalidarían una carrera universitaria y dos máster?
—Afirmativo, muñeca. Puedes
llamarme Rick —contesta alegremente el calvo baboso con ojos de batracio.
La camarera coge su bandeja y le
asesta un golpe plano y seco en el cráneo. El sapo empieza a sangrar.
—Ese
es el precio por preguntar. Ni te imaginas mi tarifa por acostarme contigo,
cariño.
miércoles, 8 de julio de 2015
MANUAL DEL BUEN MAFIOSO: Cobrar las deudas
Mafia - Thierry (Francia) http://seandelpack.deviantart.com/
Entre otras cosas, ya explicamos en
un anterior capítulo cómo realizar un eficaz análisis coste-beneficio que nos
ayude a decidir si podemos prestar dinero a alguien. Ahora intentaremos saber
cómo cobrar a los morosillos que irremediablemente se cruzarán en
nuestro camino. Aunque parece de Perogrullo, la verdad es que antes de liquidar
a un deudor engorroso, deberíamos procurar por todos los medios a nuestro
alcance recuperar esa inversión, o la mayor parte de la misma.
Nos sorprendería conocer la
cantidad de gente retrasada que sigue empleando el inútil método de la amenaza
o el ultimátum («o pagas o te mato»). Este procedimiento está caduco; lo único
que consigues es que el tipo ponga pies en polvorosa, huya a la otra punta del
mundo, cambie su identidad, se haga la cirugía y no vuelvas a verle el pelo durante
el resto de tu existencia.
Sería largo y fatigoso detallar todos
los sistemas que a lo largo de la historia de la Cosa Nostra se han venido utilizando
para resolver el problema. En este manual solo nos centraremos en describir, lo
más esquemáticamente posible, la fórmula que mejores resultados depara en la
práctica a tenor de las comprobaciones empíricas y encuestas realizadas en
nuestro ámbito. Un método que no tiene una denominación específica, pero al que
apetece bautizar como el «método civilizado».
Bien, ya insistimos hasta la
saciedad en el apartado dedicado a la usura que a los acreditados hay que
tenerlos localizados permanentemente; volvemos a incidir ahora en la necesidad
de disponer de una ficha completa, no solo con sus datos (teléfonos,
direcciones, costumbres, descripción física y fotografías), sino también con
los de sus familiares y conocidos. Porque lo primero que hará un moroso es
intentar esconderse y no contestar a nuestras llamadas. Por eso la información
es esencial. Imprescindible. Nuestras fichas son como las redes de los
pescadores: sin red, olvídate de las sardinas, muchacho.
Empleando dicha información, antes
o después, con la colaboración más o menos amistosa de ciertos contactos,
conseguiremos comunicarnos con el moroso. En esa primera aproximación es
fundamental que le presentemos nuestros respetos y preguntemos por su familia,
en un tono que en absoluto pueda interpretarse conminatorio. Pasaremos luego a
recordarles con sumo tacto la obligación que tienen de devolvernos lo que es
nuestro, con los intereses correspondientes, señalando siempre que nos ponemos
en su lugar y comprendemos la dificultad que supone reunir en un corto plazo toda
esa pasta. Intentaremos persuadirle de que hemos elaborado un calendario
especial de pagos que puede satisfacer a ambas partes, pero que ello exige una
reunión para sellar por escrito los pactos que alcancemos. Evitemos las manidas
frases cinematográficas «es una oferta que no podrás rechazar» y otras por el
estilo, que solo contribuirían a menoscabar la confianza de nuestro cliente y
abortar ese fundamental encuentro. Invítale a que acuda con un amigo si así lo
prefiere. Algunos de estos morosos son extremadamente suspicaces y prefieren ir
siempre acompañados. Adviértele que en lugar de armas lleve una tarta de
manzana, que será una conferencia amistosa regada con unos cuantos whiskies de
malta. Una vez convencido, dile que le enviarás un taxi a su casa la noche
siguiente, pues tus numerosos compromisos te impiden arrebatar otros momentos
al día para ese tipo de asuntos.
Hasta aquí hemos tratado la
vertiente psicológica, la primera parte de un sistema que, según los estudios
realizados, se ha mostrado provechoso en el 83 por cien de las oportunidades.
Ahora pasemos al plan en sí.
El taxi ha de ser puntual. Si un
adelanto sobre el horario acordado podría interpretarse como una señal de flaqueza
por nuestra parte, cualquier innecesario retraso inquietaría al deudor, tentándole
a desaparecer transcurridos varios minutos. Es imprescindible que sea un taxi
auténtico, pero el conductor no debe ser italoamericano para no levantar
sospechas. Es importante que, en sitios visibles, figuren una estampa de San
Sebastián, una cinta ancha en la que se pueda leer «Arrepiéntete de tus
pecados» y si es posible, también el símbolo universal de paz y amor. Este
atrezo es variable, pero, en cualquier caso, su conjunto ha de sugerir
emociones adversas, de forma que el pasajero emplee el trayecto en meditar
sobre su pasado pero, ante todo, sobre su futuro.
El taxi se detendrá a las afueras
de la ciudad, en un local industrial abandonado en cuyo exterior solo será
visible un anticuado y polvoriento vehículo particular. En el interior, bajo la
iluminación de una débil bombilla, estarás tú esperando, sentado ante una
miserable mesa y dos destartaladas sillas: una para el moroso y otra para el
posible acompañante. No sería aconsejable que experimenten comodidad durante la
entrevista. Sobre la mesa, unos papeles, una pluma, una botella de bourbon y
tres vasos. A tu lado, un hombre de confianza, de dimensiones extraordinarias, que saldrá hasta
la entrada para verificar que el visitante no haya cometido la imprudencia de
acudir armado. Una vez permitido el acceso, te levantarás saludándole y pidiéndole
disculpas por recibirle en un lugar tan apartado y poco acogedor; cualquier
excusa es válida (están reformando tu despacho, por ejemplo). Le invitarás a
sentarse y le servirás un trago. Si trae la tarta de manzana u otros dulces, no
tengas reparos en dar buena cuenta de ellos. Ni ese tipo ni nadie en sus
cabales osaría ofrecerte algo envenenado si pretende salir con vida de la reunión.
Acto seguido, vuelve a interesarte
por el estado de salud de sus familiares más cercanos, llamándolos por el
nombre de pila aunque no sepas la cara que tienen. Intenta intercalar
pormenores de la información disponible (a qué colegio van sus hijos, en qué
empresa trabaja su hermano…) para que el moroso tome conciencia de que le
tienes cogido por los huevos, de que si no paga algún ser querido podría salir
perjudicado de una forma u otra. Después le explicas que los negocios son los
negocios, que tú también tuviste contratiempos en el pasado pero con buena
voluntad y cierta dosis de iniciativa los superaste para llegar hasta donde
ahora estás. Intenta que ese hombre no abra demasiado la boca, no te va a
interesar nada de lo que diga; sin capacidad económica, su táctica se limitará
a ablandarte el corazón en la medida que su labia se lo permita. Exponle que has
reconsiderado el calendario de pagos que le comentabas y que deberá apoquinar
antes de una semana. En ese instante pueden ocurrir dos cosas, el tipo es un blandengue
y se pone a llorar como una patética nenaza, o se levanta irascible y comienza
a gritar. Independientemente de cuál sea su reacción, de las sombras han de
aparecer en ese instante unos colegas que lo sujeten tanto a él como a su
acompañante (si es el caso). Le das a elegir entre una oreja y el dedo meñique
de una mano, aunque te adelanto que el 98 por cien prefiere conservar su pabellón auricular. Dile que es un peaje que ha de pagar por haber vulnerado
las reglas de un contrato verbal e insiste en que, bajo tu opinión, es un peaje
demasiado barato, tal vez ridículo.
Ten a mano un médico que cauterice y
cure «in situ» las heridas producidas, no conviene que nadie salga más dañado
de lo necesario. Considera que se trata solo de una admonición, no de un
auténtico castigo. Sírvele otra copa, ofrécele su dedo en un frasco de formol y
luego devuélvelo en el taxi a su casa, pero adviértele con amabilidad antes de
irse de que el dinero, contante y sonante, debe obrar en tu poder antes de una
semana. Evita amenazas innecesarias, a menos que ese individuo sea un tarado de
remate habrá entendido hasta dónde eres capaz de llegar y seguro que sus
conclusiones no le gustan nada de nada.
Como decía, este método es altamente
efectivo. Lo garantizo. De hecho, tengo un taxi abajo esperando para
llevarme a la guarida de Carlo Falconeti. ¡Malditas apuestas! Creo que le gustarán las napolitanas de crema. Espero esta vez poder contener el llanto y, como ya no me quedan meñiques en las manos, elegiré
la oreja izquierda, es mi perfil malo.
viernes, 3 de julio de 2015
Todos menos uno
Get away - Deonta Wheeler (EUA) http://dmaabsta.deviantart.com/
Aquella
gente estaba al borde de una crisis cardíaca. Faltaban cinco minutos y no aparecía.
Llamaban a su móvil y no había respuesta. ¿Y si no acudía? ¿Qué hacer? ¿Cómo solventar
el trance? Impacientes, confusos, preocupados, intercambiaban miradas
inquisitivas en medio de un silencio sobrecogedor. Cuando comenzaron a sonar
las seis, se abrió la puerta y entró con un maletín gris en su mano. Todos, menos
uno, sonrieron aliviados; el verdugo llegó puntual.
lunes, 29 de junio de 2015
La claridad del whisky
A detective story - Mick Triel (Holanda) http://zillion.deviantart.com/
Cuando la citó dos horas más tarde
en su despacho, Jack sabía que no tenía nada nuevo que contar, que la
investigación estaba en punto muerto. Pero necesitaba volver a verla. La
belleza de aquella mujer le obsesionaba; no conseguía quitársela de la cabeza
ni de noche ni de día, incluso llegó a admitir que podía haberse enamorado.
Después de un par de tragos decidió mentirle, explicarle que su marido la
engañaba con otra para, a continuación, proponerle que huyese con él.
sábado, 2 de mayo de 2015
JAZZESINATO
Advertencia a toda la población:
El viernes día 30 de abril se consumó el nacimiento de mi primer monstruo
El producto está debidamente testado y, mientras no se ingiera, no produce efectos secundarios
Es una colección de microrelatos y textos hiperbreves, serios y cómicos,
ambientados (en general) en el mundo del crimen y el jazz
Pequeños tragos con esencia de nicotina y ritmo de swing
Podéis conseguirlo en papel o en formato digital (epub o mobi) en el siguiente enlace:
martes, 14 de abril de 2015
ConsPIGación
Cuando me
dirigía al baño tras la siesta, percibí extraños cuchicheos provenientes del
salón. Me aproximé silenciosamente y asomé parte del rostro. Mientras se
revolcaba en el sofá, el cerdo vietnamita que tenemos por mascota decía a
alguien por teléfono:
—Tranquilo, no sospechan nada. Será esta misma noche.
¡Oink!
jueves, 12 de marzo de 2015
Triunfador
Sé que te encanta presumir
Sobre todo delante mí
Bueno aquí me tienes
Suelta el maldito rollo
Por enésima y última vez
Repite que eres imprescindible
Que sin ti la compañía
Se iría al carajo
Cuenta que regresaste ayer de New York
Donde cenaste con el alcalde
Robert De Niro y varios peces gordos
Que has cambiado de cochazo
Me enseñas el último modelo de i-phone
Te han hecho una oferta fabulosa
Por tu precioso chalet con piscina
Que irás de crucero al Egeo
Que tus niños son guapísimos
Los primeros de su clase
En el colegio de pago más caro
Que el Picasso queda de lujo en el salón
Que mañana viajas a Tokio
A cerrar otro formidable negocio
Que dispones de un pastizal en acciones
Estás pensando en cambiar de criada
Quieres comprar un yate
Y tendrás una jubilación dorada
Aunque simule interés
Si crees que algo de toda esa mierda
Me importa lo más mínimo
Andas bastante equivocado
Siento que nuestra vieja amistad
Se liquidó hace tiempo
No entiendo cómo te soporto
Seguramente me das mucha pena
En el fondo eres un desgraciado
Que no se entera de nada
Deberías preguntarte
Por qué tu mujer
Acaba de vender el cuadro
Y está preparando las maletas
Para largarse con ese fracasado
Que alguna vez creíste
Que era tu mejor amigo
Ese que ahora se levanta y se va
Después de recordarte sonriendo
Que hoy te toca a ti
Pagar los whiskies.
lunes, 9 de febrero de 2015
La Bestia
Hoy es
jueves 3 de junio de 1971. Me llamo Ralph Carroll, pero en los rings me conocían
como La Bestia Carroll. Y no andaban
desencaminados quienes eligieron ese apelativo. Porque al final, la bestia que
llevaba dentro surgió aquel maldito 18 de octubre de 1954 en el que maté a un
hombre en el Sports Arena de Toledo, Ohio.
Yo tenía
veinticinco años. Duncan Crawford, de San Diego, solo treinta y tres. Casado y
con tres hijos, estaba a punto de retirarse. Me ensañé con él sin ser necesario,
ya le había derribado en tres ocasiones. El combate estaba ganado y Bobby me
rogó en la esquina que tuviese compasión. Pero desatendí las instrucciones de
mi preparador. No sé cuál pudo ser la razón, no intentaré justificarlo
argumentando que Duncan me recordaba mucho a un blanquito llamado Alvin, algo
mayor que yo, que cuando éramos críos nos puteaba constantemente en las sucias calles
de un suburbio de Filadelfia. Tampoco culpabilizaré al entrenador de Crawford,
que pudo lanzar la toalla y no lo hizo, o al referí que no detuvo la pelea a
tiempo de salvarle la vida. Porque el que acabó con ella fui yo, con aquel
golpe definitivo que me ha atormentado desde entonces, con el que he soñado de
noche y de día durante casi diecisiete años.
No alcancé
la redención al retirarme completamente de la práctica de ese mal denominado
deporte. No alcancé la redención cuando fui ordenado pastor de la iglesia baptista.
No alcancé la redención por permanecer diez años en África ayudando a los
necesitados. Pero hoy soy feliz, porque el momento de mi redención ha llegado.
Quiero que después de que me vuele la cabeza aquí, en el hall del Hospital de
la Universidad de California, extraigan mi corazón y se lo implanten a Andrew
Crawford, el primogénito de Duncan, que está ingresado en este centro y
necesita un trasplante para sobrevivir.
viernes, 6 de febrero de 2015
Renato y el miedo
Renato
no era mal tipo. Lo reclutamos cuando era casi un chiquillo. Cumplía bien sus
cometidos cobrando a los clientes la pasta exigida por nuestra “protección”,
incendiando locales de los morosos, liquidando sin dejar ningún rastro a esos mentecatos
que en un rapto de soberana imprudencia se atrevían a amenazarnos. Pero un buen
día sobrepasó la línea roja. Empezó a plantar cara al signore Gaetano, tuvo una trifulca con su consigliere y finalmente decidió, sin encomendarse ni a Dios ni al
Diablo, establecerse por su cuenta. Nos vimos obligados a darle boleta. Nunca debió
probar aquellas píldoras contra el miedo.
domingo, 30 de noviembre de 2014
Sin azúcar
Interrogatory - W.Urbanowicz (Polonia) http://forrestbump.deviantart.com/
El agente entró en la soleada sala con
una gran sonrisa y una taza humeante.
--Buenos días, Fisher. Soy el oficial
Poe. Pensé que le apetecería un café. Lleve cuidado, que quema.
Depositó el recipiente ante el hombre
allí sentado y miró a través del ventanal.
-- Ahí afuera hace un día realmente
precioso. ¿No cree?
Y señalando aquel ojo morado bajo una
ceja grapada, añadió:
--¡Vaya con Salinger! Eso debió dolerle.
Me temo que el inspector está otra vez estreñido ¿Sabe usted que sufre de
hemorroides? Bueno, ya está bien de cháchara… Abreviemos: si confiesa ahora
mismo quién mató a Karpov, aún podrá disfrutar de esta maravillosa mañana; soy buen
amigo del Fiscal.
--¡Váyase a la mierda y no me toque los
huevos! Ya conozco sus artimañas, "poli bueno".
Poe agarró de la camisa al detenido, lo
levantó de la silla y le golpeó en el estómago y la mandíbula, derribándolo.
--¡Nunca me han gustado los
estereotipos, desgraciado! Sepa que si Salinger es el "poli malo", yo
soy el "poli peor".
Y tomando la taza, comenzó a derramar su
ardiente contenido sobre el rostro de Fisher.
--Perdone, lo siento. Olvidé el azúcar.
domingo, 16 de noviembre de 2014
Ensalada de tiros
Mientras el
sargento examinaba el cadáver tendido sobre la lujosa moqueta del Bocatto di Cardinale, Granger introducía
un índice en los spaghetti alla putanesca
y se lo llevaba a la boca.
- Inspector,
tiene toda la pinta del típico ajuste de cuentas entre familias rivales. El cuerpo
de Cotugno ha sido acribillado. Subfusiles Thompson, probablemente.
- Novak, me
importa un comino el asesinato. Para auténtico crimen, el que a esta salsa no
le hayan añadido alcaparras. ¡Es un restaurante de cinco tenedores, por el amor
de Dios! Detenga al chef y léale sus
derechos.
lunes, 6 de octubre de 2014
Propinas
Hoy parece que ella tiene la voz todavía más
dulce que ayer. Juraría que su fragancia es más intensa, la mirada más
seductora, su piel más brillante y suave. También sus caderas, que se mecen al
compás de viejos boleros, contribuyen como nunca a realzar un sugestivo busto.
Cada tarde me sirve el manhattan con la mejor de sus sonrisas, enmarcada en esos labios
decorados en apasionante carmesí. Y también, ya es costumbre, le guiño un ojo y
pago añadiendo a la cuenta una generosa propina, que como las anteriores provienen
del anticipo que me entregó su marido. Un día de estos tendré que decidirme y la
mataré.
martes, 9 de septiembre de 2014
El extraño mutis de Herminio Macías
Chess experiment # 5 - Adam Bindslev http://500px.com/adambindslev
De uvas a
peras los viejos del pueblo se acuerdan de él y no pueden evitar preguntarse dónde
bailará Herminio, más conocido como El
Tuercas. Precisamente esta mañana en el casino, Ismael hacía cuentas e
informaba que, hace ahora treinta años, aquel vecino se esfumó de repente sin
volver a dar señales de vida.
Salvador El Gitano lamentaba que hubiera abandonado
a su mujer y a cuatro niños pequeños largándose con una fulana de la capital,
tal y como se rumoreó durante meses tras el extraño mutis. A eso replicó con
énfasis el Blas que, en calidad de amigo íntimo de Macías, siempre ha sostenido
que el susodicho amaba demasiado a su familia como para renunciar a ella por cualquier
pelandusca, que alguna irreparable y misteriosa desgracia debió acontecerle.
Luego Marcial
intervino para rememorar la maestría del presunto prófugo en el juego del ajedrez
y Luisito El Gallego alabó también su
destreza reparando radios y televisores, que es a lo que se dedicaba.
Toño, el
alcalde, envalentonado por la tercera copa de cazalla, aseguró que hablaría con
el Sargento Ramírez, de la Guardia Civil, para ver si era factible reabrir el
expediente de su desaparición. "Ahora, con internet, el GPS, los satélites
y todos esos artefactos electrónicos a lo mejor pueden localizarlo",
especulaba el muy tarugo.
Mientras
los demás seguían dale que te pego con El
Tuercas, yo no dejaba de pensar en ese pozo seco escondido en la espesura del
robledal, donde hace ya mucho tiempo se habrán podrido sus malditos huesos.
Nunca soporté las tremendas palizas que me propinaba, después de haberme ofrecido
blancas y regalado su reina.
Relato ganador del I Concurso de Relato Negro Criminal y policíaco FIAT LUX
(Septiembre-2014)
I Concurso de Relato Breve Negro Criminal y Policíaco FIAT LUX
Es un placer compartir con vosotros la alegría de haber alcanzado el primer premio de este concurso con mi relato "El extraño mutis de Herminio Macías"
domingo, 13 de julio de 2014
La gran ilusión
Ladea el borsalino sobre la testa.
Atusa su bigote postizo y acaricia la cicatriz perfilada con bolígrafo. Frunce
el ceño produciendo muecas de matón y finaliza esa representación ante el
espejo apuntándose con el índice a modo de revólver. Sueña con ser un gran
criminal, pero solo tiene ocho años.
lunes, 30 de junio de 2014
Espías
Foto de John Goode - https://www.flickr.com/photos/johnnieb/
Ayer
me presenté a unas oposiciones (secretas, claro) para espía. Debía ir
camuflado, memorizar varias contraseñas, portar documentación falsa y
cumplimentar un cuestionario con tinta invisible. Por desgracia no conseguí
superar la prueba del polígrafo: me preguntaron si llevaba alguna recomendación.
Mañana volveré a la Oficina de Empleo, a ver...
sábado, 28 de junio de 2014
Los ojos de Monroe
Foto de Joao Paulo Corre ade Carvalho - https://www.flickr.com/photos/jpcorreacarvalho/
Me crucé con el vecino cuando este
venía de adoptar a un perro. Primero el chucho ladró, luego intentó atacarme. Sostuvimos
la mirada unos segundos y pude reconocer en sus ojos los de Monroe mientras le
estrangulaba. No tuve más remedio que agasajarlo aquella misma noche con un
pastel envenenado.
jueves, 26 de junio de 2014
Hasta cien
Driving the Volvo - Thomas Anderson (https://www.flickr.com/photos/senoranderson/)
-Noventa y siete, noventa y ocho,
noventa y nueve… ¡Cien!
Harry, mi socio, siempre me
aconsejaba que contase hasta cien antes de tomar una decisión importante. Se lo
agradezco, ahora ya sé lo que debo hacer: en lugar de lanzarlo al río, descuartizaré
y enterraré en el bosque su cadáver.
jueves, 29 de mayo de 2014
Esto es el colmo
Mi amadísimo
Venancio:
Ignoro por
qué no has contestado mis catorce cartas anteriores. Sospecho que no te las han
dado, que pretenden mantenerte incomunicado, de otra forma no entiendo tu
silencio, cariño mío.
En esta
ocasión me he asegurado de que leas mi misiva. Evaristo, el funcionario que
trabaja en tu galería, es paisano del pueblo y debe varios favores a mi
familia, así es que le he encomendado que te entregue la nota personalmente.
Además, contrariaría nuestros planes que el contenido de este escrito
trascendiera a las autoridades carcelarias. Porque te aseguro que estoy
decidida a sacarte de ahí como sea, cielo; te echo de menos cada segundo que
pasa. No puedo vivir sin ti, solo con pensarte me estremezco, ¡tienes bonito
hasta el nombre, Venancio! ¿Qué decir de
tus cabellos de azabache, de una barba tan varonil, de la poderosa voz, aterciopelada
por el brandy y el tabaco? ¿Cómo describir ese atlético y tupido torso que me
enloquece solo con evocarlo? ¡Y cómo golpeas de bien, Venancio! Cada vez que
rememoro el impacto de tu dulce mano sobre mi boca, deseo que me saltes dos
dientes más, sueño con ello hasta despierta.
Mis padres,
los marqueses, dicen que estoy chalada, que eres un criminal muy peligroso, que
no sientes nada por mí. Pero yo sé que eso no es cierto, que en cada una de tus
patadas me estabas entregando amor. Porque no eres como los demás, Venancio, tú
no eres un ñoño ni un pusilánime, sabes ocultar profundamente todos tus
sentimientos, tan nobles y admirables como los de cualquiera. Y estoy deseando
que nos reunamos de nuevo para huir de esta sociedad mentirosa, para que me ates
de nuevo a un radiador y me amordaces con el ímpetu de tu secreta ternura.
El
psiquiatra que me visita, al que abrí mi corazón, diagnosticó un mal
escandinavo y me recetó unas píldoras que nadie sabe que estoy lanzando al retrete.
Porque ni puedo ni deseo olvidarte, porque te necesito.
No
desesperes, querido, se aproxima el día en el que apareceré en esa prisión
vestida de enfermera y acompañada de dos ametralladoras, una para ti y otra
para mí. Si salimos con vida exigiré que me secuestres de nuevo, pero esta vez que
sea para siempre, Venancio, que nada ni nadie nos vuelva a separar jamás. Y si
morimos, lo haremos juntos, abrazados, como los amantes de la mejor de las
novelas.
Te adoro
con pasión, mi ángel, mi príncipe, mi amor.
Marga (Margarita
Jacinta de las Finas Hierbas)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)