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viernes, 28 de octubre de 2016

PACO FOREVER



Cada 31 de octubre, cuando al atardecer sellan las puertas de la necrópolis, los huesos de Paco emergen de la tumba arrastrando los harapos que aún no han sido devorados por insectos o gusanos, y se lanza a la calle en busca de juerga. La gente admira su aspecto, confundiéndolo con los demás mequetrefes caracterizados para Halloween. Incluso hay quien le invita a una cerveza en cualquier taberna, líquido que acaba chorreando entre los huecos del esqueleto y formando un charco a sus pies. En más de una ocasión le han concedido el premio al mejor disfraz, ignorando que en realidad es ese su auténtico aspecto. Cansado de acarrear su osamenta y aguantar a tanto gilipollas, antes del alba vuelve a trepar la valla del cementerio y se instala de nuevo en el sepulcro, esperando que su familia se acuerde, esta vez sí, de honrar su memoria con algunas flores.

sábado, 11 de julio de 2015

Arrugas



Retrato de Iturrino (1919) – Juan de Echevarría



No le salieron gratis. Ni por generación espontánea. Fueron los golpes que sufrió los que labraron en su cara esos tristes surcos. Después de perder un hijo en la guerra de Cuba y ver fallecer a su mujer de tuberculosis, las lágrimas no derramadas dejaron unas indelebles estelas de dolor en el rostro de Iturrino. Por eso desde entonces es incapaz de  sonreír. Por eso, en lugar de estar posando para un amigo pintor, preferiría estar muerto.


Nota: Micro creado a partir de la imagen sugerida por mi buen amigo Nicolás Jarque en su muro de Facebook.



viernes, 3 de julio de 2015

Todos menos uno



Get away - Deonta Wheeler (EUA)  http://dmaabsta.deviantart.com/



Aquella gente estaba al borde de una crisis cardíaca. Faltaban cinco minutos y no aparecía. Llamaban a su móvil y no había respuesta. ¿Y si no acudía? ¿Qué hacer? ¿Cómo solventar el trance? Impacientes, confusos, preocupados, intercambiaban miradas inquisitivas en medio de un silencio sobrecogedor. Cuando comenzaron a sonar las seis, se abrió la puerta y entró con un maletín gris en su mano. Todos, menos uno, sonrieron aliviados; el verdugo llegó puntual.

domingo, 14 de junio de 2015

TAC TAC TAC



Suicide (Shalax - Australia)  http://shalax.deviantart.com/



TAC TAC

El joven apostado en el extremo de un viejo puente peatonal pulsa ese artilugio que permite contar las personas que pasan.

TAC TAC TAC

Mientras ejecuta esa tarea piensa en los días que faltan para cobrar el sueldo de mierda por el que le han contratado.

TAC

Dos horas por la mañana y tres por la tarde, de lunes a viernes.

TAC TAC

Los sábados y los domingos multiplica por dos su horario. A la empresa le interesa especialmente la información de esos días.

TAC TAC TAC TAC

De repente, no lejos de él, ve a una chica encaramarse al pretil y quedar de pie sobre el mismo.

TAC TAC

Se mete el cuenta-personas en el bolsillo y se dirige hacia la muchacha. Le dice que baje o arruinará su conteo, el que lleva semanas realizando. La chica le contesta que se va a tirar al río porque un hijo de puta la ha dejado embarazada. Y qué más da, responde él, nadie merece morir por culpa de un hijo de puta; baja y te invito a un refresco. Pero ella rechaza la invitación, dice que está decidida, que su vida no vale un pimiento. Joder, piensa él, se quiere suicidar y utiliza la expresión “un pimiento”, no lo entiende, no le cuadra. Tu vida vale mucho más que un pimiento, que un campo de pimientos, que un gran país lleno de camiones hasta los topes de pimientos, incluso que un planeta repleto de latifundios dedicados a la explotación del pimiento, baja de ahí, hazme caso.

La gente, curiosa, se va apiñando alrededor de la escena pero mantiene cierta distancia respecto a la aspirante a suicida y a su interlocutor. A lo lejos se oye una sirena.

Si se lo digo a mis padres me matarán, insiste la niña. Nadie te matará, te lo aseguro. Baja, te ayudaré a arreglar las cosas. ¿Y cómo? ¿Quién te crees tú que eres? ¿Qué interés tienes en mi vida? ¿Crees que seguiré siendo el mismo después de hablar con alguien que se ha suicidado? ¿De veras puedes creerlo? ¿Piensas que ese niño que te mira desde el puente de enfrente seguirá siendo el mismo después de ver cómo una muchacha ha acabado con su vida? ¿Crees que tu familia y tus amigos no te echarán de menos? ¿Que tu muerte no dañará a nadie? ¿Vas a causar toda esa infelicidad por culpa de un maldito hijo de puta?

La chica se agacha hasta quedar sentada sobre el pretil. El chaval se sienta junto a ella.

¿Sabes que eres muy guapa? ¿Sabes que eres muy listo?

Le toma una mano y, mientras brotan lágrimas de sus preciosos ojos verdes, comienza a escucharse como música de fondo un interminable TAC TAC TAC TAC TAC...


domingo, 16 de noviembre de 2014

Ensalada de tiros




Mientras el sargento examinaba el cadáver tendido sobre la lujosa moqueta del Bocatto di Cardinale, Granger introducía un índice en los spaghetti alla putanesca y se lo llevaba a la boca.

- Inspector, tiene toda la pinta del típico ajuste de cuentas entre familias rivales. El cuerpo de Cotugno ha sido acribillado. Subfusiles Thompson, probablemente.

- Novak, me importa un comino el asesinato. Para auténtico crimen, el que a esta salsa no le hayan añadido alcaparras. ¡Es un restaurante de cinco tenedores, por el amor de Dios! Detenga al chef y léale sus derechos.


domingo, 26 de octubre de 2014

Lluvia inesperada



Fotografía: Cerise Doucède


A la hora convenientemente anunciada por los medios, la población salió a las calles. Un importante destacamento de la flota aérea más potente del mundo iba a agasajarles con regalos. Pero sobrevino la sorpresa general cuando, en lugar de las necesarias cajas con alimentos y medicinas suspendidas de pequeños paracaídas, comenzaron a llover globos azules. El firmamento se ocultó detrás de enormes nubes de globos, que caían con lentitud sobre la totalidad del territorio. Y dentro de cada uno de ellos, lo que parecía un billete de dólar. Los receptores, a medida que atrapaban esas ligeras esferas, se apresuraban a reventarlas para guardar su contenido e intentar conseguir más. Ignoraban que a miles de kilómetros, los amos del universo se frotaban las manos sabiendo que podían dejar de preocuparse por el llamado “virus de la isla”; con una inversión ridícula acababan de inocular uno todavía más efectivo, que en cuestión de horas terminaría con la vida de todos aquellos apestados.


martes, 21 de octubre de 2014

Sobrevivir



Microphone - Paul Hudson  -  https://www.flickr.com/photos/pahudson/


En la residencia murmuran que estoy loco. Pero se equivocan, debieron ser las nuevas pastillas. Aquella tarde en el karaoke me sentía eufórico, más enérgico que nunca a pesar de mis ochenta y tres años. Por eso cuando Nati -una del coro- se desplomó muerta a mi lado, seguí cantando como un poseso “I will survive”.


martes, 9 de septiembre de 2014

El extraño mutis de Herminio Macías


Chess experiment # 5 - Adam Bindslev    http://500px.com/adambindslev


De uvas a peras los viejos del pueblo se acuerdan de él y no pueden evitar preguntarse dónde bailará Herminio, más conocido como El Tuercas. Precisamente esta mañana en el casino, Ismael hacía cuentas e informaba que, hace ahora treinta años, aquel vecino se esfumó de repente sin volver a dar señales de vida.

Salvador El Gitano lamentaba que hubiera abandonado a su mujer y a cuatro niños pequeños largándose con una fulana de la capital, tal y como se rumoreó durante meses tras el extraño mutis. A eso replicó con énfasis el Blas que, en calidad de amigo íntimo de Macías, siempre ha sostenido que el susodicho amaba demasiado a su familia como para renunciar a ella por cualquier pelandusca, que alguna irreparable y misteriosa desgracia debió acontecerle.

Luego Marcial intervino para rememorar la maestría del presunto prófugo en el juego del ajedrez y Luisito El Gallego alabó también su destreza reparando radios y televisores, que es a lo que se dedicaba.

Toño, el alcalde, envalentonado por la tercera copa de cazalla, aseguró que hablaría con el Sargento Ramírez, de la Guardia Civil, para ver si era factible reabrir el expediente de su desaparición. "Ahora, con internet, el GPS, los satélites y todos esos artefactos electrónicos a lo mejor pueden localizarlo", especulaba el muy tarugo.

Mientras los demás seguían dale que te pego con El Tuercas, yo no dejaba de pensar en ese pozo seco escondido en la espesura del robledal, donde hace ya mucho tiempo se habrán podrido sus malditos huesos. Nunca soporté las tremendas palizas que me propinaba, después de haberme ofrecido blancas y regalado su reina.

Relato ganador del I Concurso de Relato Negro Criminal y policíaco FIAT LUX
(Septiembre-2014)


I Concurso de Relato Breve Negro Criminal y Policíaco FIAT LUX


Es un placer compartir con vosotros la alegría de haber alcanzado el primer premio de este concurso con mi relato "El extraño mutis de Herminio Macías"





viernes, 4 de julio de 2014

Bien muerto




    -Ahí tienes la pasta. Y recuerda: lo quiero bien muerto –aseguró Lucy, cuchillo en mano, guiñándome uno de sus preciosos ojos verdes.
    Me apresuré a cumplir los deseos de la gran jefa. Al día siguiente celebraríamos Acción de Gracias y a ella siempre le desagradó tener que desplumar un pavo.


miércoles, 2 de julio de 2014

Fraude


Foto de Romain Chassagne - http://500px.com/RomImage

Aunque sus dedos pulsaban las teclas, no era él quien escribía. Algo o alguien poseían su cuerpo y su mente durante esos momentos que dedicaba a labrarse la inmortalidad más barata e incierta. Cierto día, releyendo textos, advirtió el fraude y retribuyó su pesadumbre con un disparo en la sien.


martes, 1 de julio de 2014

Invitación a cenar


Foto de Joe P. - http://500px.com/jopl

¿Champagne, vino, brandy? Creo que el protocolo exige que sea vino, solo que… ¿blanco, rosado, tinto? Tinto, por supuesto, pero ¿merlot, syrah, cabernet sauvignon, pinot noir?
La verdad es que al decir “Ya traerás tú la bebida”, mi nuevo amigo el Conde Drácula me ha puesto en un incómodo brete.


jueves, 26 de junio de 2014

Hasta cien



Driving the Volvo - Thomas Anderson (https://www.flickr.com/photos/senoranderson/)


-Noventa y siete, noventa y ocho, noventa y nueve… ¡Cien!

Harry, mi socio, siempre me aconsejaba que contase hasta cien antes de tomar una decisión importante. Se lo agradezco, ahora ya sé lo que debo hacer: en lugar de lanzarlo al río, descuartizaré y enterraré en el bosque su cadáver.



jueves, 12 de junio de 2014

Su última visita




Foto de Patrick Blart - http://500px.com/Baudesign


Estuvo durante dos años viniendo casi todos los días a eso de la una. Con su portafolios bajo un brazo y colgando del otro su bolso, oscuro la mitad del año y en tonos pastel el otro medio. Le encantaba llevar botas y gabardina en invierno, vestidos floreados y sandalias cuando llegaba el buen tiempo. Es posible que no hubiese cumplido los cuarenta, pero no me atrevería a jurarlo, ya se sabe que una de las grandes virtudes en las mujeres es disimular su edad a toda costa, mientras calculan siempre con rigurosa exactitud la de sus conocidas. Se plantaba en mi cola aunque fuese más larga que la de Luis Galván, mi compañero, que no le invitaba a pasar por su mostrador al conocer esa preferencia a ser atendida por un servidor. Tan sorprendente favoritismo me confundía, pues Luis era infinitamente más apuesto y simpático, no en vano siempre le precedió una legendaria y bien ganada fama de conquistador. Durante los escasos cinco minutos en los que resolvía el papeleo que solía traer, nunca -a pesar de todas mis tretas de perro viejo próximo a la jubilación- soltó prenda respecto a su vida privada. Esquivaba con habilidad cualquier pregunta y cabeceaba alegre cuando le comentaba mis propios asuntos; sin mostrar indiferencia, jamás picó el anzuelo de la réplica. A menudo, la breve conversación se convertía en un monólogo del que escribe o un intercambio de insulsos comentarios sobre el tiempo o las últimas noticias. Pero todo eso no me importaba mientras siguiese trayendo, como marca de fábrica, esa sonrisa de ensueño instalada bajo sus hechizantes ojos negros.


La casualidad quiso que a los pocos días de interrumpir sus visitas diarias, me detectasen una incurable enfermedad degenerativa. La empresa tramitó mi solicitud de incapacidad laboral y me enviaron a casa. Ahora que mis piernas ya no responden y la conexión entre el cerebro y las cuerdas vocales también está dañada, me entretengo mirando por la ventana, sufriendo la televisión y escribiendo bobadas. Escribiendo, por ejemplo, que desde hace varios días la mujer del papeleo pasa invariablemente a eso de la una por la acera de enfrente y se queda observándome, sonriente, durante cinco eternos minutos. Escribiendo, por ejemplo, que está exactamente igual que hace ocho años, cuando la vi por última vez. Escribiendo, por ejemplo, que ya he alcanzado a comprender que no se trata de una simple mujer, que es la Muerte personificada y sonríe para transmitirme que muy pronto me rendirá su última visita.


domingo, 11 de mayo de 2014

Las viudas


Vittorio Matteo Corcos (1859-1933) - Conversazione nel Jardin du Luxembourg, 1892


Mientras la pequeña Francine se entretenía jugando con su cubo y la arena del parque, en un discreto rincón de los Jardines la nerviosa viuda Laurent departía con su mentora, la viuda Renard.

- Necesito que me presentes con urgencia a tu abogado, Madeleine. Nunca habría imaginado que un hombre tan ordenado y detallista como Bastien olvidase dejar testamento.

- Mira que te lo advertí, Chantal, recuerda que te dije “es preciso cuidar todos y cada uno de los detalles”. Pero como eres tan estúpida, desatiendes el más importante. Querida, hazte a la idea, puedes ir despidiéndote de la fortuna de tu marido.

- ¡No digas eso ni de broma, Madeleine! Creo que se me está poniendo mal cuerpo. Dame el nombre y la dirección de ese leguleyo, te lo suplico.


 - Ningún picapleitos de París podrá ayudarte, pequeña zorra. Bastien me lo dejó todo a mí, tengo un documento privado firmado en el bufete del Licenciado Leclerc, con Madeimoselle Garnier como testigo. Agradezco que siguieses las instrucciones que te di para deshacerte de tu marido y mi amante. La verdad es que, tal y como confesabas, en el lecho dejaba mucho que desear, cariño.



jueves, 1 de mayo de 2014

¡ Salute !


Herbert Ellis fue siempre un buen, fiel y disciplinado soldado. Su única deficiencia, carecer de origen italiano. Pero ya dicen que nadie es perfecto, y os garantizo que en nuestro negocio esa ley se cumple inapelablemente. Jamás me faltó al respeto, cumplía con rapidez y pulcritud todos los trabajos que le encomendaba y se cuidaba de poner en solfa cualquiera de mis decisiones, por equivocadas que pareciesen. No discutía por los emolumentos y mantenía una vida privada muy conveniente para los intereses de la familia, con la que estaba comprometido hasta la médula. A Ellis lo descubrí muy joven, hace ahora más de treinta años, en un lupanar del West End; vigilaba que los clientes conservaran la debida compostura con las chicas y retribuyesen sus servicios de forma exacta y puntual. A pesar de su severa apariencia, no era un matón al uso: se declaraba un apasionado del diálogo aunque a veces, cuando las discusiones desembocaban en un callejón sin salida, sus obstinados interlocutores terminaban con algún hueso roto, un agujero en la tripa o sencillamente fiambres. Porque Herbert Ellis, además de fuerza física e inteligencia, disponía de una cualidad de la que muchos adolecen, tenía criterio, amigos, y sabía cuándo alguien merece o no seguir respirando.

Nuestro querido Herbie era también un hombre de principios. No sólo detestaba la religión, tampoco creía en Dios. Recuerdo que en cierta ocasión me aseguró que, si se lo encontraba en el otro barrio, le invitaría a unos tragos en compensación a todas aquellas veces en las que le maldijo. Apuesto a que necesitará más de una destilería para poder saldar esa deuda con el Creador.

Pocos de vosotros sabéis que estuvo a punto de cumplir la ilusión de intervenir en una película de Hollywood. Intercedí por él ante un empresario de la industria del cinematógrafo, pues daba el perfil de malvado que la mayoría de los films requieren. Sin embargo, poco antes de debutar junto a Broderick Crawford, Veronica Lake y otros peces gordos, fue condenado a tres años por robo con allanamiento. Cuando salió de la trena, ya no volvió a mencionar aquel sueño.

Hoy Herbie nos dice adiós, la tierra de la que vino cubrirá su féretro, pero este gran colega permanecerá siempre en nuestros corazones. Y no sólo en los nuestros, también en los de quienes lo asesinaron, porque ya he ordenado que las balas que los atraviesen lleven grabado el apellido Ellis. De esa forma, el diablo no necesitará más referencias y sabrá administrar a esos traidores el castigo que merecen.

Finalicemos este acto como él hubiera deseado que lo hiciésemos. Alcemos nuestras copas y brindemos por los magníficos momentos compartidos con ese fenómeno llamado Herbert F. Ellis. ¡SALUTE!


jueves, 27 de marzo de 2014

El filósofo del spray-5


Cuando quise darme cuenta era un hombre casado, tenía dos hijas, una úlcera de estómago y cincuenta años. Luego pestañeé y ya estaba muerto.


viernes, 7 de marzo de 2014

En el mar



El viejo Eustaquio murió, como tantos otros miles y millones de personas, sin haber visto nunca el mar. Sin haber sentido el aroma salitre de la costa, sin haber bañado sus pies en la espuma que las olas traen a la orilla, sin haber podido admirar la majestuosidad de un paisaje dominado por el horizonte inalcanzable.

El viejo Eustaquio murió sin conocer el mar; tal vez por eso no debería parecer contradictorio que su última voluntad fuera, precisamente, que esparciesen en él sus cenizas.


lunes, 27 de enero de 2014

Conclusión



Mientras corría solo por la campiña bajo una espantosa tormenta, a Fernando le alcanzó un rayo. Su cuerpo se vino abajo, desmadejado, con la indeleble marca de una quemadura en el temporal izquierdo. Lo que Fernando ignoraba, porque nadie nunca en ningún lugar había sobrevivido para contarlo, es que cuando te fulmina un rayo y tu corazón se detiene y casi todas las partes del organismo se declaran en huelga indefinida, tu cerebro sigue funcionando. Las neuronas, posiblemente estimuladas por la descarga eléctrica, persisten en trasladar información a través de la materia gris durante un período de tiempo imposible de determinar; tal vez segundos, tal vez minutos, cualquiera sabe. En tanto continuaba lloviendo sobre el inmóvil cadáver, sobre unos restos que ya no percibían ni la humedad ni la ventisca ni el frío, Fernando tuvo dos últimos pensamientos. Primero reconoció la nefasta decisión de salir a hacer jogging con los espesos, negros y gigantescos nubarrones que auguraban la peor fatalidad en un firmamento que ahora no conseguía ver, porque la conexión con sus ojos estaba interrumpida. Después se arrepintió de haber asesinado horas antes a su esposa Rebeca y al hombre con el que la sorprendió amándose apasionadamente, concluyendo que el destino acababa de impartir justicia.





jueves, 16 de enero de 2014

Solo entonces




Esa vez, ella lloró. No lo hizo cuando la apresaron alejándole de su familia, cuando mataron a su mejor amiga de una paliza, cuando la obligaron a trabajar enferma de sol a sol en los campos de algodón de Mississippi, cuando la forzó el amo y en tantas otras ocasiones. Mas cuando se lo arrebataron para entregarlo a unos desconocidos, pensando en su bebé y antes de abrirse las venas, lloró. Solo entonces. Por primera y última vez en su vida.