El alguacil Parsons y el reverendo
Coughan: ellos son ahora el principal problema.
Me vi forzado
a intervenir. Justin es un perfecto imbécil, pero es mi hermano. Dicen que la
sangre llama a la sangre y puedo atestiguar que es cierto, una verdad como un
templo. Por eso llegué a la penitenciaría ataviado de clergyman, asegurando que
Coughan estaba enfermo y me enviaba para reconfortar al condenado en sus
últimas horas. Por eso extraje el revólver cuando abrieron la celda para trasladarlo
al patíbulo. Por eso disparé a las piernas de un policía y por eso coloqué el
cañón en la sien de Parsons tomándolo como rehén, lo cual facilitó nuestra
huida en su propio automóvil. Por eso estamos ahora en este sucio granero,
intentando tomar una decisión. Opino que matarles no resolverá nada, pero ya he
dicho que Justin es un perfecto imbécil. Por eso aprieto fuertemente esta
Biblia y pido a Dios que ilumine a mi hermano para que no se equivoque de nuevo,
para que no me arrastre al infierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario