Su
conciencia no podría soportarlo. Así es que introdujo los restos en una bolsa,
tomó la fregona y lavó el suelo del salón. Utilizando un paño humedecido con
detergente limpió diversas manchas en la pared y los muebles. Quitó el polvo, dio
brillo a los cristales. Agrupó unas revistas y ordenó con rigor los libros de
las estanterías. De la alacena escogió un ambientador con el que roció las
estancias generosamente. Cuando le pareció que todo estaba impecable cargó como
pudo con el cadáver y se largó, después de frotar las suelas de sus zapatos en
el felpudo de aquella vivienda extraña.
Maestro!! Impecable... te felicito!
ResponderEliminarQuerida princesa, te agradezco que visites mi blog y me regales esos comentarios tan sumamente amables. Un gran abrazo.
EliminarMuy limpio dejo todo, incluso se llevó el cadaver, eso indica mucha pulcritud por su parte.
ResponderEliminarMuy interesante y contado con mucha sutileza,
Un abrazo.
Puri
Gracias Puri, un placer recibir tus comentarios. Un abrazo.
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