miércoles, 11 de diciembre de 2013

Naboman en la Luna




El agente estacionó su berlina en la acera de enfrente. Interpretó como buen augurio ver ondear una pequeña bandera nacional en la fachada de la casa. Cuando Dolores salió con sus tres mocosos y arrancó el todoterreno con dirección al colegio y a su trabajo, Mark se apeó y se dirigió a la vivienda. Un hombre entre treinta y cuarenta años abrió la puerta.

-Buenos días.

-Buenos días. ¿Qué se le ofrece, caballero?

-¿Es usted Reinaldo Fuentes?

-Efectivamente, diga usted.

-Me presentaré: mi nombre es Marcus Calloway, delegado para asuntos espaciales de la Central de Inteligencia. Encantado de conocerle –dijo, extendiendo su mano hacia la de su interlocutor y estrechándola.

-¿De la CIA?

-Correcto. Delegado para asuntos espaciales.

-¿Espaciales? –preguntó Reinaldo mientras con un ademán ofrecía al visitante que entrase en su casa.

-Sí, señor. De hecho vengo en nombre de la NASA.

-No comprendo. Tome asiento, por favor.

-La NASA tiene un proyecto que por el momento no puede hacerse público y ha pensado en solicitar su colaboración.

-¿No se estarán confundiendo? Debe tratarse de un error.

-De ninguna de las maneras. Le explicaré, aunque antes he de advertirle que todo lo que hablemos aquí y ahora es absolutamente confidencial. La información que le proporcione no deberá difundirla bajo ningún concepto hasta que, en su caso, se le autorice.

-Descuide, no contaré nada a nadie, puede estar tranquilo. Prosiga, se lo ruego.

-La NASA, interesada en estudiar las posibilidades de colonización de nuestro satélite, desea en 2015 plantar nabos en la luna. Usted ostenta el récord Guiness por el cultivo documentado del nabo más enorme de la historia. Necesitamos que forme parte de la expedición y aplique sus técnicas agrarias.

-¡Están ustedes locos de remate!

-¿Disculpe?

-No pienso formar parte de ninguna expedición espacial y acabo de decidir que tampoco compartiré con ustedes el secreto de mis técnicas. Pero… ¿Cómo se les ocurre semejante estupidez? ¿No piensan que con el extraordinario coste de ese proyecto podrían aliviar el sufrimiento de muchos seres humanos aquí, en la Tierra?

-Señor Fuentes, comprenda que solo soy el portavoz de la NASA y que el proyecto se llevará a cabo, salvo imprevistos, con o sin su participación. Deseo que sea consciente de que autoridades muy importantes, cuyos nombres no estoy autorizado a desvelar, estarían entusiasmadas con su cooperación. Por otro lado, sus emolumentos alcanzarán las seis cifras, factor para nada desdeñable. Tenemos también a varios especialistas escribiendo ya su autobiografía, que estamos convencidos será el best-seller de 2016 y será traducida y distribuida en todo el mundo; de los derechos le cederemos un ochenta por ciento. Como posible título, ya se barajan algunos: “El adorador de nabos”, “Nabogando por el espacio” o “Naboman en la luna”. Por supuesto, también están las conferencias. Si acepta, ni su mujer ni usted tendrían que trabajar durante el resto de sus vidas, llevarían una vida lujosa y sus hijos podrían acceder a las más prestigiosas escuelas y universidades.

-Me acaba de convencer de que son todos ustedes unos completos tarados. Explique a esas misteriosas autoridades que solo les ayudaré si regresan a mis padres de la tumba. Desplegaron sus leyes hace años para expulsarlos de aquí por carecer de papeles, obligándoles a volver a su país donde murieron casi en la indigencia. Puede empezar a ahorrar saliva, agente, y poner en práctica un plan B ahora mismo. Si quiere, le presento a mi amigo Norman Saliewski, también figura en el libro Guiness como el propietario de la gallina que pone los huevos más grandes del Universo. Si le convence y lo llevan con ustedes, en la luna podrían merendarse unas buenas tortillas de nabo. Esta conversación ha terminado. Buenos días, caballero.


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