Mi queridísimo Jonasz:
Hermano mío del alma, sentí una
alegría infinita al enterarme que después de esta trágica guerra sigues vivo.
Si he de ser sincera, en la familia habíamos perdido la esperanza de volverte a
ver. Y aunque ahora estés preso de los rusos, sabemos que el momento de nuestro
reencuentro se acerca. Cada minuto rezamos para que vuestros carceleros os
traten bien, os mantengan sanos y, sobre cualquier cosa, que os liberen pronto.
Varios meses después de que abandonases
Varsovia para incorporarte al ejército clandestino polaco conseguimos huir al
norte, no sin padecer grandes calamidades. Los Pawlak, unos amigos del tío
Janek, nos acogieron y ocultaron en su granja durante dos interminables años.
Hemos trabado amistad con unos
ancianos a los que les han dicho que su hijo reside en el mismo campo que tú,
su nombre es Milek Kowalski. Si lo conoces, pídele que les escriba o busque a
alguien que lo haga, su padre está muy enfermo y recibir noticias suyas
mitigaría el gran sufrimiento al que está sometido.
Te envío una foto que me hicieron
la pasada primavera cerca de la granja Pawlak.
Recibe un amoroso abrazo de tu
hermana
Rasia
El texto es muy triste, pero la foto es muy buena.
ResponderEliminarUn abrazo
Puri