lunes, 29 de abril de 2013

O sí




Si la infiel mujer, entregada sin pudor aparente al sexo con amantes casuales como consecuencia de una permanente insatisfacción conyugal, hubiera siquiera intuido que era en realidad su marido quien clandestinamente y por distintos medios le procuraba esos lascivos encuentros, tal vez no habría sufrido el peso de la culpa sobre su conciencia y, quizá, no habría acabado suicidándose (o sí).



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