domingo, 21 de abril de 2013

Amor cautivo




Fue un amor a primera vista, pero un amor absurdo, imposible. Él sabía que las circunstancias y, por encima de todo, la genética, siempre les separarían. De ahí su apenado semblante, el torpe y lento caminar, la mirada taciturna...

La pasión había nacido en el confín de sus hogares, al borde de la empalizada. El rinoceronte se enamoró perdidamente de la llama cuando ésta le obsequió con un dulce escupitajo.


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