martes, 18 de junio de 2019

UN WATUSI EN GROENLANDIA

Resultado de imagen de AFRICANO NIEVE

Dobló la esquina. Al otro lado el silencio era casi total. Esa noche no había luna y Flanagan temblaba como un watusi en Groenlandia. Si el soplón estaba equivocado o le había traicionado, no solo podía irse al traste su incipiente carrera de detective, igual lo convertían en abono para amapolas. Caminó hacia el viejo y oscuro almacén hasta llegar al portalón de entrada. Pegó su oreja a la fría madera y se sobresaltó al escuchar el maullido de un gato. Aunque no oyó nada más, su instinto le advertía de presencia humana en aquel recinto. Notó cómo un sudor helado le recorría la espalda. Desenfundó, quitó el seguro y amartilló el revólver. Se santiguó, pateó la puerta y entró como un toro bravo en un coso taurino. Las luces se encendieron y medio centenar de personas gritó al unísono «¡¡¡SORPRESAAAAAAA!!!»

(Segundo Premio IV Concurso de Relato Rápido Valencia Escribe - Puerto de Sagunto, 15.06.2019)

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