sábado, 13 de diciembre de 2014

Navidá en la penitenciaría



North Pole Penitentiary - Deborah (Canadá)  http://pretty-in-pixels.deviantart.com/



Hola gente. Me llamo Rafa, pero los colegas me dicen El Tabarra. El señor Mauro, que es el Director del talego, me ha pedío que haga una redación de cómo es la navidá aquí en chirona, que cuente mis esperiencias, que luego echarán esta carta por la radio del pueblo pa que los vecinos no nos miren tan malamente y comprendan que somos como los demás, aunque alguna vez en esta vida nos hayamos columpiao y la hayamos pifiao fastidiando a otras personas. Ahora, por nuestra mala cabeza, los fastidiaos somos nosotros y nuestras pobres familias.

La verdá es que yo no soy de mucho escribir, no sé esplicar bien las cosas y tengo muchas faltas de caligrafía aunque repaso en unas clases que nos dan. Me mola más leer. Aquí en el penal tenemos una biblioteca cutre, tós los libros son viejunos y usaos y a algunos les faltan hojas. Pero si rebuscas en los montones, a veces encuentras algo guay. Como por ejemplo el tocho que estoy leyendo ahora y que se llama El Conde de Montecristo, que no tiene que ver con los puros cubanos. Los palabros que no entiendo se los pregunto al Sanguijuela, que es un compañero listo al que trincaron en Zaragoza por unas estafas que hizo allá. Iba trajeao por las casas y decía que vendía encicopledias de esas. A los jubilatas les sacó una pasta gansa por unos libros que ni existían ni verían jamás. Además, pillaba los datos del banco y luego se compraba trastos y chismes en internet que pagaban los viejales. El Sanguijuela dice que está arrepentío, pero me da que al pavo lo han calao en la trena y por falsuni naide quiere negocios con él.

Bueno, pues eso, que el Director me ha camelao, diciendo que como tengo facilidá de palabra que les esplique a ustedes vosotros lo de las fiestas en la prisión. Lo que no sabe es que, aunque sea un bocas, aunque no pare de dar la brasa a Cristo viviente, que por eso me llaman Tabarra, me cuesta y me cansa mucho escribir. Además, al menda no le gusta pa darse el moco. Espero que no me haya vacilao y luego cumpla su palabra y me regale Las sombras del Greys, como me dijo.

A mí lo de la Navidá, la verdá, como que me da grima. Iba a soltar un taco, pero el señor Mauro me ha proibío escribir palabrotas. Yo no sé a los demás pero a mí me rayan tós esos anuncios en la caja tonta, con gachís rompedoras machacando con lotería, turrones, champán, perfumes, bugas y un mogollón de cosas que mucha gente nunca podremos comprar. Y ni te cuento las pelis americanas que echan en esta época, bueno mayormente casi siempre, en toas salen unas kelys de leyenda con dueños que son unos finolis del copón, van sobraos de y tienen familias maravillosas que después de comerse un pavo gigante se limpian con un confeti lo que ya te pués imaginar. A mí me joroba mucho que echen esas películas y que los hijos de los que somos unos desgraciaos se den cuenta de lo desgraciaos que somos.

Lo único que me gusta de la Navidá en el trullo, aparte claro de que algunos días se estiran un poco con el alpiste, es que montan actividades molonas que no se hacen en otra época del año.

Por ejemplo, en una sala grande enseñan y venden a los visitantes algunos trabajos que nos currelamos durante el año en los talleres: cosillas de pintura, ebanistería y cerámica. Con la guita que se recauda luego nos mercamos tabaco, revistas, cedés y otras chorradas.

También hay un partido de fútbol entre los barandas, o sea los funcionarios, y los reclusos, al que vienen nuestras parentelas. Siempre acabamos endiñándoles una paliza, quiero decir, que les metemos unos buenos sobos. El año pasao quedamos 10 a 2 y un vigilante canijo que se llama Fermín salió en ambulancia, porque al macarra del Kunfú se le fue la pinza y de una patada le crujió el peroné. Estuvo seis meses de baja y aún cojea. Yo metí dos golazos, uno de cabeza en plancha a centro del Pitufo y otro de falta directa por el ángulo. Ése lo celebré haciéndole un calvo al portero, que era el pringao de Núñez, cómo se mosqueó el tío, quería zurrarme, vaya bronca…

Luego, otro día, montan un concierto. Ese día dan también los trofeos de mus y dominó. Traen algún grupo chungo de la capital al que no conoce ni la madre que lo parió, pero lo pasamos bien porque  reparten birras y montaítos y armamos una buena bulla. La última vez hizo de telonero Manu El Vakaloka, un friki que toca la guitarra como Dios y compone raps contra la guerra, los mandamases y esta porquería de mundo.

Pero si hay algo que de verdá parte la pana, eso es la obra de teatro que presenta en Nochebuena una peña de compadres. El capo es Tomasín, un camellito valenciano que entiende mucho y estaba enrollao con el tema en las fiestas de su pueblo. El tío es un crack; lo flipa en serio y se ataca enseguida. Monta unos pollos guapos en los ensayos y se acuerda hasta de la abuela de los que se escaquean cuando hay partido en la tele. El día de la obra, que ya he dicho que es Nochebuena, toa la basca nos partimos la caja en el salón de actos, porque algunos van vestíos de chorbas y tienen una pinta que ni te cuento. Además, muchas veces olvidan lo que tienen que decir y Tomasín ha de soplarles desde el rincón. Creo que este año están preparando una que se llama El Alcalde de Zalamarra o algo parecío, pero dicen en versión tuneada o yo qué sé. Y hablando de alcaldes, de lo que tenemos tós unas ganas locas, locas, es que manden aquí ya de una vez a unos cuantos políticos porque, aunque muchos son unos malos bichos, seguro que tós son unos actores dabuten y con ellos el espectáculo saldría niquelao.

Bueno, pues , se acabó, se finí caprí, Feliz Navidá y Posprero Año Nuevo pa toa la tropa.

Rafa Sastre

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