Esa
vez, ella lloró. No lo hizo cuando la apresaron alejándole de su familia,
cuando mataron a su mejor amiga de una paliza, cuando la obligaron a trabajar
enferma de sol a sol en los campos de algodón de Mississippi, cuando la forzó
el amo y en tantas otras ocasiones. Mas cuando se lo arrebataron para entregarlo
a unos desconocidos, pensando en su bebé y antes de abrirse las venas, lloró. Solo
entonces. Por primera y última vez en su vida.
Un micro de los que te estrujan el alma. Un abrazo Rafa
ResponderEliminarGracias, David. un abrazo.
EliminarHola rafa, llego aquí vía David y por aquí me quedo. Suerte en tu apuesta por REC. Un texto duro, con final aún más duro.
ResponderEliminarAbrazos y pásate por montesinadas estás invitado.
Gracias, ¿Montesinos? Bienvenido a este cutre-hogar, construido con los restos de mis innumerables naufragios de palabras. Suerte a ti también, veo que eres adicto a REC. Un abrazo.
EliminarSiempre golpeas amigo, en este en especial. Terrible relato de una vida miserable sin futuro.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Gracias, Luis. Las injusticias pasadas y presentes hay que denunciarlas siempre para que no continúen en el futuro.
EliminarUn entrañable abrazo desde esta parte del océano.