El soplón era fiable, la noche su
aliada. Billy había estado vigilando desde su coche y durante más de una hora aquella
ventana del quinto piso en un destartalado bloque de apartamentos de Harlem,
donde un par de desgraciados mantenían secuestrada a Bambi Carrington, la hija
de Ronald Carrington, más conocido como “The
Golden Banker”. El detective fue contratado para evitar la intervención
policial que habría contravenido las órdenes de los raptores pero,
esencialmente, para soslayar la entrega de los cinco kilos de rescate exigidos;
porque aunque Ronnie era multimillonario, era más rácano y miserable que la
madre que lo parió, por eso se agenció un sabueso tan barato.
Billy no tenía ningún plan, cada
vez que en el pasado proyectó alguno palmaban uno o varios de sus compañeros. Ahora
prefería trabajar solo y por intuición. Bajo su anorak, la única protección de
un chaleco antibalas de segunda mano, ya que de lo único que estaba seguro al
ciento por ciento era de que aquello acabaría con una ensalada de tiros.
Comprobó que las Magnum-44 estaban bien
cargadas, quitó los seguros e introdujo una en la pistolera y otra en su
cintura. Tras cerciorarse de que no había vigilancia en el cutre y mal
iluminado hall del edificio, traspasó el umbral y comenzó a subir silenciosamente
las escaleras. El ritmo cardíaco se aceleró de forma exponencial con cada
pisada.
De repente, Abraham, el viejo sordo
del segundo izquierda, puso en marcha a toda castaña la televisión y la famosa cocainómana
reciclada en vendedora de best-sellers berreó a pleno pulmón con su carajillera
voz: “¡YO POR MI HIJA MA-TO, MA-TO!, ¿COMPRENDES?”
Después de eso mi inspiración se
fue a la mierda y esta hoja de papel a la puñetera basura. Aunque la he
rescatado añadiendo estas últimas líneas para denunciar las desagradables
consecuencias que sobre vuestros vecinos puede tener conectar la tele-detritus cuando
has renunciado al uso de un audífono.
Mañana me compro una Magnum. Fijo.
Muy bueno!! Me encanta el ambiente. Por cierto ¿Quién es la de la hija??
ResponderEliminar¿Estás de broma, Malén? No me digas que no lo sabes... Hasta yo lo sé, que detesto la telemierda. Te daré una pista: mira la lista de best sellers en español, la tienes en el número uno.
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