jueves, 30 de enero de 2014

El filósofo del spray-3



Es posible que sea espantosamente torpe interpretando imágenes. A lo mejor me traiciona mi espíritu literario. El caso es que, en lugar de asaltarme la idea de violencia callejera o vandalismo extremo, un contenedor en llamas siempre me ha parecido la metáfora visible de un mensaje que el pueblo ha enviado a los gobernantes y estos han ignorado con su altanera desfachatez.





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