domingo, 29 de diciembre de 2013

Las semanas de nuestras vidas




Los lunes son un auténtico incordio,
                Como el picotazo de una avispa en los testículos
                Como pisar una mierda con los zapatos que acabas de estrenar
                Como el preludio de un réquiem en el que el difunto eres tú

Los martes son una soberana idiotez,
                Como esos discursos autocomplacientes de políticos acabados
                Como la presunción de inocencia cuando te pillan con las manos en la masa
    Como investigar las consecuencias de la halitosis de un microbio en el efecto invernadero

        Los miércoles son tan tremendamente aburridos
                Como coleccionar estampillas con el matasellos de Timor Oriental
     Como asistir a una clase magistral sobre la filosofía de los primeros pensadores milesios
   Como hacer ejercicio en una bicicleta estática delante de un póster de Hawái, mientras escuchas un concierto de música experimental en la FM

       Los jueves se inventaron para soñar
                Con plantar una bandera pirata en la cima de la montaña más alta
                Con tus hijos y sus propias ilusiones, hipotecadas por un futuro incierto
                Con la paz, con la justicia, con la igualdad

Los viernes son verdes y se visten de esperanza,
                Como el último día de los treinta años de reclusión de un preso
    Como cuando prendes la mecha que dinamitará todos tus fracasos
                Como la aproximación de la balsa de salvamento si eres un náufrago

Los sábados pueden resultar reconfortantes
                Como un oasis paradisíaco en medio de un interminable desierto
                Como elevarte sobre las nubes a bordo de un globo aerostático
                Como contemplar sus ojos entretanto sueña despierta, sonríe alegre y te mira

Los domingos son indudablemente apoteósicos
                Como resolver una ecuación de quinto grado sin calculadora
                Como saltar la banca de su corazón con el detalle más insignificante
                Como un orgasmo, como un nacimiento, como la muerte

Hasta que la avispa vuelve a revolotear, alguien saca de nuevo a pasear al perro y otra vez empiezas a desprender olor a cadáver…


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