sábado, 30 de noviembre de 2013

El star-system



Brenda era una cantante famosa, aunque no lo suficiente para pasar a la historia. Yo, su enésima pareja, un infeliz músico con ansias de éxito y dinero, no precisamente por ese orden.

Estaba obsesionada por convertirse en una leyenda, lo que en su opinión exigía una muerte dramática y, además, prematura. Cuando me propuso suicidarnos juntos, noticia que debería acaparar las primeras planas de los periódicos y televisiones de todo el mundo durante los días y semanas siguientes, no solo evité disuadirla sino que bendije su brillante idea.

-Vamos a convertirnos en nuevas víctimas del star-system; tras tu muerte serás adorado por las mujeres de todo el mundo -me aseguró.

En el instante en que saltó desde la decimoséptima planta del Hilton saqué la cámara y tomé la fotografía que me ha hecho millonario, su última foto: se la ve dos pisos más abajo, con sus manos resbalando por el saliente del edificio. Recuerdo cómo me miraba, incrédula, musitando las palabras maldito cabrón.


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