domingo, 9 de junio de 2013

En clave de jazz



El flechazo nació en el escenario. La cantante se prendó de aquel tipo del bigotito que, luciendo un clavel blanco en la solapa de su oscuro traje a rayas, bebía y le sonreía desde el mostrador a través del velo que tejía el humo de los cigarros. Por su aspecto cualquiera hubiera opinado que se trataba de un granuja, de un perdonavidas, pero la muñeca del micrófono lo presintió como un magnífico rayo de sol que traspasaba los tristes nubarrones de su existencia para iluminar su alma, como la invitación a proyectar algún futuro sobre los cimientos de varios terremotos. Sin apartar la vista de aquellos fascinantes ojos, atacó el tema Let’s fall in love con tal ímpetu que la entusiasmada concurrencia moderó sus caladas, apartó los labios de las copas y en ciertos instantes incluso contuvo la respiración.

Let's fall in love,
Why shouldn't we fall in love?
Our hearts are made of it, let's take a chance.
Why be afraid of it…

Cuando terminó la canción la joven se acercó pausadamente al hombre. Éste, tras acomodar la flor en su pelo, le susurró unas misteriosas palabras al oído, se puso el sombrero y se largó, desatando así la enésima tormenta en un corazón resquebrajado.




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