“Hermano, he llegado. No olvides lo que te
pedí. Os quiero.” El SMS heló la sangre de Pedro. Pocos minutos antes una
locución le había asegurado que el móvil de Mauro estaba apagado o fuera de
cobertura, cuando intentó responder a una llamada perdida que ya le sobrecogió,
pues acababan de enterrar a su amigo esa misma mañana. Entonces recordó
nuevamente sus últimas palabras: “Pedro, hermano,
me muero. Sé que todo lo planeaste con María porque estáis enamorados. Tendrás
que cuidar de ella y las chicas; confío en ti.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario