jueves, 25 de abril de 2013
Obsequio mortal
Un
buen día aquel extraño individuo, al que le faltaba una costilla y que estaba unido por capricho divino a una
mujer llamada Eva, que correteaba desnuda por el jardín y en ocasiones hablaba
con serpientes, comenzó injustificadamente una exclusiva dieta de manzanas que
mantendría toda su vida. A su primogénito lo nombró Caín, y en su decimoquinto
cumpleaños le regaló una quijada de asno que éste empleó años después para
golpear a su hermano menor hasta la muerte.
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