lunes, 8 de abril de 2013

El espanto




Noname es un cazador de la tribu surruque que, lejos de su poblado, explora la ribera del Tomoka en persecución de un ciervo. Aunque su pueblo es agricultor, los hombres también practican la caza y la pesca. El rastreador se mueve con precaución entre los árboles, ha divisado a su presa tras unos pinos. De repente se escuchan fuertes voces al otro lado del río, una bandada de pájaros azules levanta el vuelo, el ciervo huye. Bordeando el cauce caminan tres individuos de pajiza tez, con largas y canas barbas como las de un chamán, insólitos ropajes, cabezas y pies cubiertos por extrañas piezas de piel. Se comunican en una lengua ininteligible mientras sostienen unas láminas amarillentas que consultan repetidamente. Es la primera vez que un nativo norteamericano avista y oye a un extranjero y ese nativo está aterrorizado. Intenta contener su respiración y si bien el corazón quiere escapar de su pecho y el cerebro le pide salir corriendo, permanece petrificado detrás de unos altos helechos rezando a sus dioses. Cuando los desconocidos han pasado de largo, Noname recupera el resuello e intuye que a partir de entonces su vida, la de su pueblo y la de sus descendientes ya nunca volverá a ser la misma. Desafortunadamente, el indígena acierta.

Notas:
Tomoka significa “Agua fresca” en lengua aborigen.

En Abril de 1513 el vallisoletano Juan Ponce de León (1460-1521) explora la costa noreste del actual estado de Florida, territorio en el que vivían más de 50 tribus diferentes. Es la primera incursión europea –documentada- en lo que hoy en día son los Estados Unidos de Norteamérica.


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