Nuestro
corresponsal nos informa de un suceso realmente insólito, acontecido en el
transcurso de la partida decisiva del Campeonato Mundial de Ajedrez. En un
momento determinado del match, uno de
los peones negros se negó a defender a su Rey ante el inesperado ataque de un
alfil enemigo, declarándose insumiso y alegando inquebrantable lealtad a la
causa republicana. Tanto los jugadores implicados como los jueces
internacionales intentaron por todos los medios doblegar la voluntad del peón,
sin ningún éxito. La persistente actitud de esta minúscula pieza de movimientos
limitados exaltó el ánimo de sus semejantes que, sin distinción de color y
unidos por un nuevo ideal, acabaron por proclamar la exigencia de más y mayores
derechos para los suyos, así como el reconocimiento de la dignidad del peón en
el marco de un nuevo ordenamiento ajedrecístico universal. La final del
Campeonato se ha visto suspendida sine
die y se anuncia que no se reanudará, en tanto no se produzcan avances
sustanciales en las negociaciones o se resuelva definitivamente el conflicto
planteado.
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