viernes, 8 de marzo de 2013

Anti-cuento




El Príncipe Azul descendió del brioso corcel blanco, se descubrió, se inclinó con elegancia ante la Bella Durmiente y depositó un dulce beso en sus labios. Ésta abrió los párpados y con mirada airada, le increpó: “Acabas de fastidiarme el mejor sueño de mi vida, hermoso”.


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