1. CORRECTAMENTE, POR ERROR
Mientras era testigo de los
ímprobos esfuerzos del personal sanitario por reanimarle, le invadió una inexplicable
sensación de paz. Podía observar y escuchar cómo, urgidos por la necesidad, manejaban
instrumentos, trasladaban órdenes e intercambiaban opiniones encaminadas a intentar
poner de nuevo su corazón en marcha. Estaba entre ellos, pero no podían verle.
De repente, una inexplicable energía le arrastró hacia un oscuro túnel a través
del cual, ingrávido, comenzó a deslizarse con una vertiginosa rapidez en
dirección a una refulgente luz que notaba cada vez más cerca. Llegó al final de
la galería y apareció en una brillante sala de dimensiones ilimitadas, donde
solo se veía a dos silenciosos tipos, vestidos con trajes y corbatas negros. Parecían
estar esperándole, sentados cada uno a un lado de un blanco escritorio. El de
mayor edad tenía un aspecto apacible tras su nívea y luenga barba; el otro, mucho
más joven, bronceado y con gafas de sol, mostraba una apariencia seria y
circunspecta. El barbudo, con amable gesto, le invitó a sentarse al lado del hombre
serio, se acomodó en su sillón y extrajo de algún compartimento un abultado dossier,
que comenzó a ojear.
-
¿Es usted Raymond Parker, nacido en Tulsa, Oklahoma y
residente en Tavares, Florida?
-
Sí, soy yo. Díganme, ¿dónde estoy?
-
Bueno Raymond, dijo consultando su libreta, según nuestra
información usted ha llegado aquí por casualidad. Nos gustaría decirle que se
encuentra en el sitio equivocado, pero nos tememos que eso no sería rigurosamente
cierto.
-
¿Puede explicarse mejor? ¿Quiénes son ustedes?
-
Nuestros nombres son lo de menos, Raymond. Estamos
aquí para analizar algunos hechos y establecer determinadas conclusiones, sentenció
con voz queda el de las gafas de sol.
-
¿Hechos? ¿Conclusiones? ¿Qué significa todo esto? ¿Estoy
muerto, no?
A partir de ese momento, los
hombres de negro fueron alternando sus comentarios.
-
Bien, podríamos asegurar que en estos momentos está
usted clínicamente muerto, así es.
-
Entonces, supongo que esto es lo que ahí abajo llaman
eternidad…
-
Ray, ¿sabe usted cómo ha fallecido?
-
Creo que estaba en la habitación de mi hotel cuando llamaron
a la puerta. Abrí y un tipo alto, bien vestido y con una cicatriz en la mejilla
preguntó si yo era Raymond Parker. Asentí, sacó un revólver y me disparó a
bocajarro. Después de eso ya no recuerdo nada.
-
Efectivamente, esa es la secuencia exacta de los sucesos.
Usted estaba alojado en el Holiday Inn de la Avenida Cumberland, en la
habitación 204, cuando esta tarde, a las 16:37 horas un asesino a sueldo llamado
Harry Rosolino, de Denver, acabó con su vida de un disparo.
-
¿Bromea? ¿Un asesino a sueldo? ¿Quién iba a querer
matarme a mí? Por el amor de Dios, solo soy un técnico de redes y sistemas que
vino a Chicago a hacer un curso de especialización…
-
Amigo, en realidad Rosolino no quería matarle a usted.
En la habitación 317 del mismo hotel se hospedaba otro Raymond Parker, nacido
en Huntsville, Alabama y con última residencia conocida en Detroit, Michigan.
Pero se registró con nombre y documentación falsos, lo cual confundió al
sicario.
-
¡Cielos! ¡Eso significa que estoy muerto por una
maldita equivocación! Supongo que harán algo por remediarlo, ¿no?
-
Créanos si le decimos que en otras circunstancias lo intentaríamos,
solo que tenemos la evidencia de que a usted le mataron correctamente, por
error.
-
¿Qué diantres dice usted? ¡Está claro que se han
equivocado, soy una víctima!
-
Cálmese y escúchenos: el otro Raymond Parker es un
mafioso de Detroit que recientemente superó un cáncer de hígado. Agradecido por
ello, abandonó sus actividades ilegales y fue a Chicago a reunirse con su
ex-esposa y sus hijos. Tiene la intención de reemprender junto a ellos una vida
decente en algún remoto lugar, pero en el hotel no podía facilitar su verdadera
identidad porque sabe que unos antiguos compinches, a los que debe un montón de
pasta, quieren su cabeza en una bandeja de plata.
-
¿Y qué? Eso deja las cosas como estaban, ¿no? Me han disparado
por una maldita confusión, han de devolverme a la vida, ahora que aún estamos a
tiempo. He visto muchas películas y…
-
Perdone, Ray. Olvídese de las películas. Pura fantasía.
Le prometemos que los guionistas de cine no saben cómo es y cómo funciona esto.
Aquí tenemos unas reglas y esas reglas se cumplen. Inexorablemente.
-
¿Y qué regla van ustedes a aplicar? ¿Cómo lo piensan
arreglar? Es evidente que ese pistolero, Rosolino, la cagó y le pegó un tiro a
quien no debía…
-
Esa es la cuestión, Mr. Parker. Creemos que Rosolino (y
no es necesario que insista en que fue un equívoco), le pegó un tiro a quien sí
debía.
-
¿Qué mierda están ustedes diciendo? ¿Quién podría
tener algo contra mí?
-
Ray, no está entendiendo nada de nada y además, hay
dos cosas que queremos que le queden claras: uno, sabemos siempre cuando
alguien miente y dos, conocemos perfectamente todo lo que usted había planeado
hacer en Chicago.
-
¿De veras? ¿Y qué es lo que había planeado?
-
Usted vino con el pretexto de asistir a un Curso
Avanzado de Seguridad de Redes, pero su principal objetivo, y por eso trajo una
vieja Beretta que consiguió en el mercado negro, era liquidar a su padre, Edward
Parker, que vive en la ciudad, para recibir su herencia. Es usted un ludópata
empedernido y está completamente arruinado.
-
….
-
Ray, su silencio resulta muy explícito. Creemos que ha
entendido perfectamente que tenemos poderosas razones para no devolverle a su
cuerpo. La chapuza de Rosolino equivocándose de hombre fue a la postre una
bendición, pues evitó que la víctima (o sea, usted) pudiese acabar con otra
vida. Mientras, su tocayo Raymond Parker, el superviviente, tendrá la
oportunidad de rehacer su existencia con las personas que lo quieren. Ahora
suponemos que comprenderá por qué sostenemos que usted murió correctamente, por error.
-
….
-
Esta tarde la justicia se vistió de azar, Ray. Lo
sentimos, pero tendrá que quedarse aquí con nosotros, dijo el hombre mayor
dando carpetazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario