miércoles, 27 de marzo de 2013

Consumir preferentemente antes de morir



“Ya son tres las víctimas. Y las autoridades aún desconocen las causas”, manifiesta el periodista a la cámara en el lugar de los hechos, mientras con una mano sostiene el micrófono y con la otra una humeante taza.

“Muchísimas gracias, señora. Le aseguro que es el mejor chocolate que he probado nunca”, había afirmado satisfecho el inspector, antes de examinar los cadáveres de los testigos de Jehová que yacían en el zaguán.

“Pobrecillos míos… ¡Con este frío y los dos sin abrigo! No se vayan todavía, que enseguida les preparo algo calentito”, sugirió la venerable anciana esbozando una extraña sonrisa.


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