domingo, 29 de junio de 2014

Fauna


Foto de Gustavo Fernández - http://500px.com/Fluxcapphoto

Me costó convencer a la doctora de que, pese a mi apariencia humana, soy un oso. Únicamente entró en razón cuando exhibí mi hirsuto tórax y bramé como un poseso a cinco centímetros de su rostro. Pero ignoraba que ella era una víbora; su inesperada mordedura provocó mi desmayo fulminante.


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