jueves, 15 de mayo de 2014

The End


Rebeca Saray - Rules don't stop (http://500px.com/rebecasaray)


El extraordinario do de pecho que convirtió a Edith Conant en una celebridad se apagó fulminantemente cuando sonó un disparo en el interior del saloon.

La cantante y sus coristas no consiguieron reprimir los acostumbrados grititos histéricos, al tiempo que los parroquianos botaban asustados de sus asientos y  desenfundaban las armas sin poder evitar el consiguiente derramamiento de licores, naipes y dinero.

Cerca del mostrador, tendido sobre la sucia tarima, yacía el cuerpo de un cazarrecompensas al que todos conocían como Citizen. Un sujeto de oscuro origen y groseros modales, que jamás desveló a nadie su verdadera identidad.

Junto al cadáver, al que observaba con frialdad, Nancy, la hija del Reverendo  Knapp, sostenía un arma humeante.

Batiendo las oscilantes puertas del establecimiento surgió la negra figura de Kid Salieri, el sangriento pistolero que tenía aterrorizado al Condado.

Nancy se volvió hacia él espetándole:

-Kid, creías que no podría hacerlo... ¡¡Ja, ja, ja!!  ¡Afloja ahora mismo esos mil dólares, cretino!

El rostro de Salieri no mudó un milímetro su expresión mientras extraía el Colt y atravesaba con una bala los sesos de la desgraciada ganadora de una apuesta siniestra.

-Lo siento, querida. Pensaba que no eras tan lerda.

Lentamente se encaminó a la barra, en la cual depositó cien dólares.

-¡Whisky para todos, excepto para Edith!

Se giró hacia el escenario, desenfundó de nuevo y el telón de la vida bajó por siempre para la prometedora soprano.

-Que le cante al diablo. Nunca soporté el irritante timbre de su voz, concluyó Kid sonriendo y quitándose el sombrero.


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