jueves, 8 de mayo de 2014

Sin rodeos


The bone collector - Morkel Erasmus (http://500px.com/morkelerasmus)


Según mi amigo Benito, al que le gusta decir lo que piensa sin rodeos ni zarandajas, cada vez que un tío encorbatado con aspecto de no haber pasado hambre en su vida, sentado en un sillón de cinco mil euros, detrás de un habano y una mesa de diseño de precio asimismo incalculable, un tío con pinta y maneras de hiena, que no ha hecho otra cosa en su puta existencia que rascarse las pelotas a dos manos y defraudar al fisco, que no conocería el sudor si no hubiese visitado una sauna, la Riviera Maya o una pista de pádel, cada vez (dice) que ese sujeto se queja de la insuficiente productividad laboral y exige la bajada de los salarios y las pensiones, debería desatarse una tormenta apocalíptica sobre su jodida cabeza y caer un rayo mortal en sus descomunales testículos. Cada vez; sí, en sus testículos. Por cabrón, por hijo de puta.


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