viernes, 20 de diciembre de 2013

El aturullamiento




Juraría que la llevaba dentro del bolso. ¿Cómo puedo haberla perdido? ¡Dios mío, si este rímel no es mío! Y este pintalabios… ¡Vaya color horroroso! ¿Y esta cartera? ¡Mierda! ¡Pero si este no es mi bolso, éste es de Chanel! Ya sé: en la cafetería, cuando me he sentado al lado de esa rubia. Al irme me he aturullado y he cogido el  suyo en lugar del mío. ¡Joder, si lleva pasta la tía! Y cinco tarjetas de crédito. Se llama Susana. Pues que te den, Susana. Lo siento por ti, querida, no te asustes cuando veas la mano de Agustín. Puedes tirarla en cualquier sitio, es lo último que me quedaba de él.


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