Señor Juez:
Mentiría si dijese que siento
fastidiarle esta preciosa tarde de domingo. Seguro que habrá comido agradablemente
en familia, se habrá echado al coleto una generosa copa de brandy y se habrá fumado
un puro magnífico. Estaría viendo la tele o echando una siesta antes de salir hacia
la ópera en su cochazo, cuando alguien ha llamado para comunicarle que un
pirado se ha cargado al director de un banco y luego se ha pegado un tiro. Los dementes
no necesitamos justificar nuestras acciones, pero quiero que sepa que ese
individuo, que por cierto era su hermano, primero me estafó veinte mil euros y
luego, cuando me quedé en el paro, embargó mi vivienda, esa de la que usted nos
desahució. Mi mujer e hijos tendrán que seguir sobreviviendo de la caridad. Casi
me olvido: su bonita casa está ahora mismo volando por los aires. Prepárese para
sufrir, juez. Bienvenido a la realidad.
Imagen extraída del blog MUY SEÑORES MÍOS (http://muysenoresmios.blogspot.com.es/)
Querido amigo, esto excede cualquier comentario que pueda hacer. Es extraordinario, durísimo y real, ¿quien no ha deseado hacer algo así alguna ves? La ley de Thalión en su máxima expresión.
ResponderEliminarLástima que Evaristo no pueda ver los resultados.
Rafa, me sorprendiste, aunque se tu valía como autor y de ese humor tan sutil que tienes.
Un gran abrazo amigo.
La desesperación podría llevar a situaciones como la expuesta. En España se han producido muchos suicidios a consecuencia de desahucios (la gente se queda sin trabajo, deja de pagar sus hipotecas y las entidades se incautan de las viviendas). Un entorno lamentable que además no tiene -de momento- visos de mejorar. Me sentía obligado a escribir algo sobre el tema y este es el resultado. Un enorme abrazo, Luis.
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