martes, 19 de noviembre de 2013

Próximo destino




Habían atravesado la capa de nubes y un sol radiante bañaba todo el interior del avión; aunque era un sol extraño, su luz parecía blanca. Las simpáticas azafatas invitaban a que los cinturones fuesen desabrochados tras la prolongada y en momentos terrorífica fase de turbulencias. Sin embargo, los pasajeros no podían dejar de mirarse con expresiones desconfiadas. Las últimas palabras del comandante difundidas por la megafonía interior habían sido: “Tengo el placer de informarles que ha sido una colisión perfecta, afortunadamente ninguno de nosotros ha sobrevivido. Comiencen a olvidar cualquiera de sus problemas, pronto llegaremos a destino”.



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