LA CAMARERA DEL TITANIC
Siempre quise ser submarinista.
Pero no una submarinista cualquiera. Una de esas que se sumerge en las
profundidades del océano para buscar tesoros formidables en viejos pecios
hundidos. La vida, sin embargo, no me ha ofrecido oportunidades. Cuando naces
en un villorrio de Dakota del Sur, a varios miles de kilómetros de la costa más
próxima, y te dejan preñada con diecisiete años, es difícil poder alcanzar
alguno de tus anhelos juveniles.
Ahora comprenderás, Harry, qué demonios
hago en este bar, sirviendo platos combinados, sándwiches, cervezas, café y
batidos de fresa o plátano a todos esos granjeros que se acercan con olor a
establo inmundo para hablar de la hermosura de sus cerdos o la última cosecha
de girasol.
Ahora
comprenderás estas ojeras que trato de disimular con maquillaje barato. Porque
no consigo dormir por las noches. Tengo miedo de volver a soñar que estoy allí
abajo, casi en la zona abisal, acariciando los restos de una muñeca de
porcelana rescatada del Titanic, cuando
se acaba el oxígeno de mis botellas.
************
PRETTY WOMAN
Hoy se cumplen tres años de mi
llegada a Los Angeles. Y te puedo asegurar, Sam, que el día de mi éxito está
cada vez más próximo.
Desde hace unas semanas tengo un empleo
fijo en la Warner. He estado ensayando. Todos los actores y directores que
pasan por el bar salen convencidos de que soy una sencilla camarera, cuando en
realidad únicamente interpreto ese papel. Las clases en el Actor’s Studio han
sido caras pero bien provechosas, te lo garantizo.
Sam, he planeado algo: la próxima
vez que Marlon Brando venga acompañado y me pida un café, voy a representar la
desatada escena de celos que Tennessee Wiliams escribió para una de sus obras. No
es necesario que te diga que quien no arriesga, no gana.
Porque vine a Hollywood para triunfar,
y pongo a Dios por testigo de que antes o después lo conseguiré.
**********
INEXPLICABLE
Juro por Dios que no comprendo qué
cojones hago en un solitario snack-bar de Montana a la una de la mañana, y
menos con esta pinta. Sobre todo considerando que vivo en Cuenca, me llamo
Manolo, soy butanero y no tengo pajolera idea de inglés. Cruzaré los dedos para
que no entre ahora Maruja y me reconozca; hace unos días le prometí que había
dejado de fumar.
Buenísimos los tres, Rafa.
ResponderEliminarBuenísimos los tres, Rafa.
ResponderEliminar