Para escuchar Almost Blue, de Chet Baker, mientras se lee:
esta noche
tuve un sueño
flotaba sobre una colchoneta
en la piscina de mi mansión
contemplando mágicas nubes
desplazarse hacia el noroeste
a veces cerraba los ojos
estaba aturdido por tanta felicidad
a pesar o a propósito de las tristes notas
del «Almost Blue» que sonaba de fondo
interpretado por el mejor Chet Baker
ese que debió reaprender
a tocar la trompeta
después de que le destrozaran
los dientes por asuntos de drogas
la música solo era interrumpida a veces
por el canto de algunos pájaros
o por los gritos de mis queridos hijos
y los alegres ladridos del labrador
con el que jugaban en el jardín trasero
mi mujer tomaba el sol en top-less
recostada en una cómoda hamaca
dando cortos sorbos a un mojito
que le sirvió nuestra asistenta ecuatoriana
flotaba sobre una colchoneta
en la piscina de mi mansión
contemplando mágicas nubes
desplazarse hacia el noroeste
a veces cerraba los ojos
estaba aturdido por tanta felicidad
a pesar o a propósito de las tristes notas
del «Almost Blue» que sonaba de fondo
interpretado por el mejor Chet Baker
ese que debió reaprender
a tocar la trompeta
después de que le destrozaran
los dientes por asuntos de drogas
la música solo era interrumpida a veces
por el canto de algunos pájaros
o por los gritos de mis queridos hijos
y los alegres ladridos del labrador
con el que jugaban en el jardín trasero
mi mujer tomaba el sol en top-less
recostada en una cómoda hamaca
dando cortos sorbos a un mojito
que le sirvió nuestra asistenta ecuatoriana
estaba
aturdido por tanta felicidad
y pensé que sería sencillamente formidable
morir en ese preciso instante
que no me importaría lo más mínimo
que me cayese un meteorito encima
sufrir un infarto fulminante
palmarla en definitiva
en el puñetero cénit de mi vida
pensé que no valía la pena seguir viviendo
y pensé que sería sencillamente formidable
morir en ese preciso instante
que no me importaría lo más mínimo
que me cayese un meteorito encima
sufrir un infarto fulminante
palmarla en definitiva
en el puñetero cénit de mi vida
pensé que no valía la pena seguir viviendo
que en
cualquier momento
podría sonar
el teléfono
con las peores
noticias de mi asesor financiero
contando por
ejemplo que los yihadistas
habían
invadido las Seychelles
y ya me podía
ir despidiendo
del finiquito
de mi contrato blindado
que en
cualquier momento
telefoneaba mi médico particular
para soltarme
que las últimas pruebas
revelaban que
padecía una enfermedad terminal
que en
cualquier momento
llegaba un
condenado chantajista
con las fotos
del Presidente y un servidor
en la reunión
en la que nos repartíamos
una pasta
sospechosamente turbia
que en
cualquier momento
irrumpían unos
delincuentes
violaban a mi
mujer y a la criada
secuestraban a
mis hijos
y me cortaban
las pelotas
estaba
aturdido por tanta felicidad
allí flotando
en la templada agua de la piscina
mientras mi
mujer se untaba protector solar en las tetas
mientras mis
hijos mordían al perro
mientras la sirvienta
hacía crucigramas
mientras pensaba
que quería morirme en ese instante
cuando alguien
golpeó la puerta
eran dos
policías municipales
que me ordenaron
que desalojara
que recogiera
los cartones
y saliera
cagando leches
del cajero de
aquel banco
¡Aleluya! Tenías el blog un tanto abandonado. Ya era hora de que regresaras. Ahora que lo pienso, te he hablado bastante de tus textos en prosa pero nunca lo había hecho de tus poemas. Desde luego, a ti no se te pueden aplicar esos versos de don Miguel (de Cervantes, por supuesto) que a mí me vienen que ni pintados: "Yo, que siempre trabajo y me desvelo / por parecer que tengo de poeta / la gracia que no quiso darme el cielo." (Aún estoy oyendo a Chet Baker.) Tú tienes esa gracia. De otra manera que Benja, a quien tanto te he alabado como poeta, precisamente porque tú eres tú y Benja es Benja. Él es, digamos, más clásico en su métrica y sus ritmos, y más clásico, por tanto, en la expresión de sus sentimientos. Pero tú también expresas sentimientos, y de qué manera; con un verso más libre, pero que tiene una musicalidad que suena estupendamente. Y ese toque canalla, un tanto noir, de tus mejores prosas. Venga, a seguir currando con el teclado o la estilográfica o el bolígrafo o lo que demonios o diablos emplees para parir esos versos tan bien paridos. Y mañana (te jodes y bailas), al banco.
ResponderEliminarGracias,Andrés. Yo de poeta tengo más o menos lo mismo que tú de madridista. Esto forma parte de la colección de bobadas que se me ocurren y que como estoy de vuelta y he perdido la vergüenza, no tengo reparo en compartir.
ResponderEliminarComo vuelvas a llamarme madridista no te vuelvo a hablar en la vida. Porque tú sí tienes mucho de poeta, ergo... Ya sabes que yo no suelo dar elogios gratis.
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