De
madrugada,
voces
desconocidas
al
teléfono.
Lejano
erial,
en medio de
la nada.
Es una
trampa.
Cinco
disparos
abren cinco
heridas
y me
desangro.
Revolotean.
Malditos
cuervos gritan,
huelen un
amén.
No
oscurece,
es la vida
que huye.
Torpe
venganza.
Tarde, pero
sé.
Recuerdo tu mirada:
decía adiós.
No hay comentarios:
Publicar un comentario